Capítulo VIII

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-Disculpe-le toco el brazo para que me preste atención. Me mira levemente a los ojos-¿Le importaría acompañarnos?
Tal vez he sido muy directa invitándola a venir con nosotros,pero necesito hablar con ella. Y me parece que va a ser una charla larga y distendida. Por eso necesito que sea en otro lugar y no en medio de la calle. Además que creo que ella se siente intimidada a que la vean. Se intenta tapar la cara con el pelo.
-De... de acuerdo...-me responde no muy convencida de ello.
Volvemos a casa. Mi hijo no se ha soltado de mi mano en todo el camino y se mostraba algo tímido. En cuanto llegamos a casa,le digo que puede ir a jugar. Sale corriendo y ofrezco asiento a la mujer.
-¿Quiere algo? ¿Un vaso de agua,algo de comer?-Lubna.
-Un vaso de agua,gracias-Clarissa.
Voy al fregadero y cojo un vaso y lo pongo bajo el grifo. Se lo tiendo y ella lo coge algo temblorosa.
-¿Quién es usted y por qué se parece tanto a mí?-me doy cuenta que he sido demasiado directa y hasta puedo haber sonado brusca-Perdone mis modales. Yo soy Lubna,diosa de la infertilidad. Vivía en Berlín,Alemania hasta hace nada. La guerra me separó de lo que más quiero:mi hijo Eleonard.
-La guerra... Qué me vas a contar...-dice apenada.
-¿Qué le pasó?-Lubna.

Prohibido rendirse [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora