Capítulo XII

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Miro a mi madre sorprendida a la vez que me siento. Clarissa se sienta a mi lado.
-No quiero que toméis represalias ni le digáis nada-nos pide mi madre.
-¿A quién?-Lubna.
-Prometedmelo-Artemisa.
-Lo prometo-dice Clarissa apenas sin voz.
Mi madre dirige mi mirada hacia mí y asiento.
-Lo prometo-Lubna.
Artemisa se aclara la garganta y saca 2 pulseras. Una es rosa y otra roja. Pone la rosa delante de mí y la roja delante de Clarissa.
-El rosa significa divinidad y la roja mortalidad. Estos son vuestros colores. Os la tendría que haber dado antes,pero por una cosa o por otra,no ha surgido la oportunidad. Al nacer tú-se dirige a Clarissa-me obligaron a bajarte a la Tierra porque no eras una diosa... Me dijeron que debía dejarte en un orfanato...-de sus ojos empiezan a caer unas lágrimas.
-¿Quién puede decirle a una madre que abandone a su hija?-pregunto incrédula.
Cojo la pulsera y la aprieto en mi mano. Si estoy entendiendo bien,Clarissa es mi hermana. Hermana mortal,pero hermana al fin y al cabo. La miro emocionada. Clarissa sigue mirando a Artemisa.
-¿Eres mi... madre?-pregunta con temor.
Artemisa asiente y Clarissa gira su cabeza para mirarme. Se acerca rápidamente y me da un abrazo efusivamente. La oigo llorar en mi hombro.

Prohibido rendirse [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora