Capítulo XVII

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Eleonard ya tiene 14 años. Está hecho todo un hombrecito. Le encanta jugar a exploradores y a fútbol con sus amigos. En casa sigue dibujando. Tengo colgados algunos de sus dibujos por la casa. También le ha regalado algunos a su tía. Adora a su tía y siempre que puede,va a visitarla o pide que venga ella. Entonces de camino a la compra o al médico,le decimos que se pase por casa. Clarissa trabaja en una casa limpiando y cuidando de los hijos de una familia acaudalada de la ciudad. Al menos está mejor de como estaba antes. Yo me dedico exclusivamente al cuidado de mi hijo. Tengo los ingresos que me envía mi madre a través de Apolo. A Afrodita no la he vuelto a ver. Se habrá enfadado de haber molestado con mis súplicas y pedir explicaciones. Se turnaban entre Apolo y Afrodita para venir a mi casa. Ahora intento que la vida sea aquí abajo y no tener que molestar a los de arriba. Mi hijo vuelve del colegio y me da un beso. Le pregunto que qué tal su día y me responde con un bien.
-¿Seguro hijo?-Lubna.
-Que sí,mamá-Eleonard.
Me explica lo que ha aprendido hoy y a lo que han jugado. Sube a su habitación para dejar la mochila. No me quiero preocupar,pero le he visto mala cara. Vuelve a bajar.
-¿Y tú qué tal,mamá? ¿Qué has hecho en el día?-me pregunta mi hijo con una sonrisa.
-Pues lo normal:he salido a comprar,he limpiado la casa...-Lubna.
-¿Y has ido a visitar a la tía?-Eleonard.
-No,luego vamos si quieres-Lubna.
Eleonard asiente,pero empieza a toser muy fuerte. Tanto que se levanta,me coge de la mano y tira de mí.
-Vamos mamá... me encuentro mal...-Eleonard.
Me empiezo a asustar y preocupar. Otra vez no,por favor. Si parecía que ya estaba mejor. Salimos de casa y nos dirigimos al hospital directamente. Es Eleonard el que me guía y yo me dejo llevar. Mis piernas caminan por inercia,ni siquiera reciben la orden de moverse. Creo que ya debo estar preparada para cualquier cosa. Eleonard se tapa la boca con la mano,a pesar que ya no tose.
-¿Qué pasa hijo? ¿Por qué te tapas?-Lubna.
Me muestra la mano con sangre. Al llegar al hospital explico rápidamente lo que le pasa y lo entran dentro para hacerle más pruebas. Ha vuelto a recaer. Espero que vuelva a mejorar como la otra vez. Aunque fuesen 3 años de espera,mejoró y pudo volver a casa conmigo. Espero que ahora corra la misma suerte. Tras terminables e insufribles horas de espera,me llaman y me acerco a la consulta del médico que le atiende.
-Revisando su historial,veo que estuvo ingresado 3 años y se le dio el alta-asiento-Ha tenido una recaída y debemos hacerle una transfusión de sangre y aumentar la dosis.
-¿Y qué va a pasar?-intento no llorar,intento mantenerme fuerte.
-Hay que esperar a ver cómo reacciona al tratamiento.
-¿Puedo pasar a verle?-Lubna.
-Pero sólo un momento.
Tras ponerme una mascarilla y la ropa adecuada,entro a la habitación donde está mi hijo. Vuelve a estar postrado en una cama,como hace 8 años. Salvo que ahora se da cuenta de todo. Me quedo a solas un momento con él y las lágrimas salen solas. Me coge de la mano y me acaricia el dorso. Le miro.
-No llores,mamá. Me voy a poner bien de nuevo. Y si no lo hago...-Eleonard.
-No,no digas eso-Lubna.
-Debemos estar preparados-Eleonard.
Me piden salir y me despido de mi hijo entre lágrimas. Veo a través del cristal cómo le colocan la bolsa de sangre y el gotero. Van a ser más visitas al hospital. Salvo que esta vez dormiré aquí. No me separare del lado de mi hijo. Me necesita y yo le necesito a él. Me quedo observando todo lo que hacen. No he avisado a mi hermana,pero ahora mismo no puedo moverme de su lado. La enfermera sale y me dice que no puedo entrar hoy y que me vaya a casa a descansar.
-¿Y cuándo podré entrar para estar con él?-Lubna.
-En cuanto el riesgo no sea tan alto,podrá entrar y estar con él en la habitación.
Me resigno a ir a casa. Aprovecho para pasar por casa de mi hermana y contarle lo ocurrido. Está en shock.
-Si ayer mismo estaba bien...-Clarissa.
-Esto viene de repente,Clarissa. Hace 8 años fue igual. Me temo lo peor-Lubna.
-Que no,ya verás como sale de ésta-me intenta tranquilizar Clarissa.
Al de unos días,vuelvo para estar con mi hijo. Ya puedo entrar y estar con él. Él intenta tranquilizarme a mí,cuando debería ser al revés. Día tras día,intento que sea feliz manteniendo conversaciones coloquiales. Le pregunto por sus aventuras con sus amigos. El poder de creatividad e imaginación de mi muchacho,me sorprende. Me ha pedido que le lleve su bloc de dibujo. Dibuja cuando no se siente demasiado cansado.

Relatado por Eleonard
Me voy sintiendo cada vez más débil. El día que me ingresaron escribí una carta. Paso la hoja y empiezo a contarle a mi madre cómo me siento ahora y que busque en la mesilla de noche un folio doblado. Ahí está mi carta. Cierro el bloc y lo dejo bajo la almohada. Me acerco a mi madre,que duerme sobre mi cama,y la beso en la cabeza. Me tumbo en la camilla y cierro los ojos. El dolor se va apagando,la sensación del pecho ya no es agobiante y ni molesta. Me siento ligero. Frente a mí veo a un señor con larga barba blanca.
-Eleonard,soy tu bisabuelo. He venido a buscarte-Zeus.
-¿A dónde vamos?-le pregunto con curiosidad.
-Vamos arriba. Pero tranquilo,que podrás velar y proteger a tu madre-Zeus.
-Mis madres-le corrijo.
Me mira sin comprender y le explico lo de mi tía. Doy un último vistazo a mi madre antes de partir.
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Esta historia la escribí antes de que saliese Mónica en Qué tiempo tan feliz. Ahora sabemos que el niño se llama Aaron y Eleonard es otra parte importante de Lubna. Pero a estas alturas ya no puedo cambiarlo.
Queda el epílogo y esta historia llega a su fin.
Espero que os haya gustado :)

Prohibido rendirse [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora