Capítulo IV

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Capítulo VI: Encadenada a lo imposible

— ¿¡QUÉ!?— chilló Paula tan alto, que estuve completamente segura de que en China deberían de haberla escuchado.

—Lo que oyes, y no me digas que necesitas que te traiga un sonotone de regalo de Navidades— por lo menos me encontraba de humor para bromear.

—Espera un momento, cuando dijiste "abandona el mundo de los vivos", no era algo literal, ¿verdad? Quiero decir, Selene no la palma. Dime, Luna, ¿a que no lo hace?

—Lamento desilusionarte, pero sí, sí que lo hace.

Bien… al menos ahora había alguien más aterrorizado que yo.

Paula se lanzó encima mía antes de ponerse a llorar entre mis brazos balbuceando incoherencias entremezcladas con unos "No te mueras".

Cuando empezó a relajarse suspiré agotada, por lo visto no era suficiente cargar con mi agonía, también debería de hacerlo con la suya.

—Y… ¿No podemos hacer algo?— inquirió mi amiga intentando ocultar pobremente su estado de desesperación, por lo visto no quería preocuparme.

— ¿El qué?— inquirí aborrecida.

Paula se encogió de hombros hasta que tuvo una idea.

—Podríamos destruir tu relato, así todos los personajes desaparecerían.

Le lancé una mirada escéptica.

— ¿Qué?— quiso saber impaciente.

Todos, los personajes Paula— afirmé haciendo énfasis en la primera palabra.

Me miró sin entender.

—Nosotros también formamos parte del relato y, por lo tanto, también desapareceríamos.

Su rostro se tiñó de desesperación.

—Y si… Y si…. No sé. Podríamos al menos leer tu historia para saber que es lo que nos va a ocurrir, si adelantamos los acontecimientos podemos evitar el final.

—De nada serviría— afirmé con un profundo suspiro de resignación.

— ¿Por qué?— me preguntó Paula confusa—. Veríamos todo venir, podríamos evitar tu muerte.

—No.

Paula tragó saliva esperando mi respuesta.

—Verás, no es tan sencillo como parece. La historia tiene vida propia y lo que se encuentra redactado por lo tanto puede cambiar, así que de nada serviría que leyéramos lo que nos iba a ocurrir, además, hay algo en mi relato como en todos los que alguna vez fueron escritos que jamás puede variar y todo escritor conoce ese hecho: la trama y el final nunca cambian en ninguna historia, porque es lo único que ha de tener claro un escritor a la hora de realizar el relato, el como ocurran los hechos que desencadenen la trama y el final da igual— no sé como había sacado repentinamente tanta información de lo que nos estaba ocurriendo, era como… como si fuera primordial que supiera esas cosas.

Supuse que si no fuéramos conocedoras de ellas, la trama no podría continuar.

Se formó un pesado silencio entre nosotras.

—Supongo que estamos jodidas, ¿verdad?— afirmó mi amiga rompiendo la espesa ausencia de sonido.

Únicamente asentí.

Paula clavó sus ojos en los míos, antes de volver a hablar.

—Sé que es una tontada, pero de todos modos me gustaría acabar de leer "Encadenada a lo imposible" ¿Dónde está?

Encadenada a lo imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora