50 sombras de Danisu [Gemeliers]

Capítulo 39

Leer mi nueva novela, se encuentra en mis obras.

Las puertas del ascensor se abrieron y nos encontramos con Dani, esperando al ascensor.

-Bro.- Abrazó Jesús fuerte a su gemelo.

-¿Qué haces aquí Dani?- Pregunté saliendo del ascensor.

-Lo hemos traído, se van en nada.- Interrumpió José.

-¿No os pillaran?

Negó.

-Está todo bajo control.

Sonreí y me acerqué a él.

-¿Qué tal Gisela?

-Cansada, ha decidió quedarse en la cama, no queremos arriesgarnos a que pille algo y menos con el embarazo.

-Normal.

Desvíe la mirada hacia los gemelos, los cuales se contaban contándose cosas divertidos.

-¿Queréis que se quede con vosotros? Después puedo venir a por él.

Decidí que decidieran ellos, al fin y al cabo acabarían decidiéndolo ellos.

-Se queda.- Respondió muy convencido.

-Avisarme para venir a por él.

Asentimos y se fue.

-¿A dónde ibais?

-A cenar.

-Venga, vamos.

Caminamos hacia fuera del edificio, una vez ahí montamos en la limusina, ya que Richar nos esperaba.
De camino hacia el restaurante que había pedido mesa Jesús, los gemelos hablaban entre ellos, como si de muchísimos días separados se hiciese.

-Hemos llegado, señor.- Avisó Richar, bajando la ventanilla de la cual nos separaba.

Bajamos y entramos en aquel restaurante. Aparentaba muy buena pinta. Jesús dio un nombre a uno de los metres y nos acompañó a una sala separada de todos ellos, con menos gente de la que había. Nos sentamos, pidieron vino y este se fue.

-¿Qué tal vais, parejita?

Me encontraba pensando en mis cosas y apenas prestaba atención, por lo tanto no había escuchado con claridad las palabras provenientes de Dani.

-Genial.- Respondió Jesús.

-¿Eh?- Pregunté despistada.

-¿Qué, que tal vais?- Rieron de mí reacción.

-Bien.

-¿Sólo bien?- Se extrañó Dani.

-No, genial.

En aquel mismo instante apareció el metre con la botella de vino.

-¿Desea probarla, señor?- Ofreció a Jesús.

Negó.

-Puede sevirla.

Este abrió la botella y a cada una de las copas, de los presentes, echó vino y se fue de nuevo.

-Que borde, ¿no? 'Puede servirla'- Imité.

-Si ya la he probado, ¿qué hago?

-Ser majo.- Respondí.

-Hubieses respondido tú.

-Es que te lo ha preguntado a ti, listo.