Capítulo 8

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-Pues nose si te acuerdas, pero tienes novia.

Al escuchar aquello me giré, me quedé unos segundos en shock.
Cuando menos me lo esperaba noté unas gotas pequeñas de agua sobre mi brazo.
Estaba llorando.
Cayeron más gotas, seguidas.

Mi subsconciente me preguntaba el porque lloraba, si realmente... Le quería.

Me levanté y me puse la play un rato.
Jugué al GTA V, hasta que en medio de la partida escuché como alguien me llamaba desde la ventana.
Me asomé y vi que me llamaba Jesús.
Me acerqué a la ventana y la cerré, pasando completamente de el.

-Hey, que estoy aquí.- Intentó que le mirase.

Pero nisiquiera mirándole corrí la ventana.

Volví a mi juego, hasta que escuché el timbre de la puerta sonar.

-¡Joder!- Chillé.

Bajé al salón y no había nadie.

Habrí la puerta y ahí se encontraba Anabell.
Había llegado.

-¡Ahh!- Chillamos al unísono, mientras nos barazabamos.

-Cuánto tiempo.

-Te eché muchísimo demenos.- Sonreimos.

-Y yo.

-Pasa.- Me eché hacia un lado.

Pasó y cerré la puerta.
La encontré examinando toda la casa, con la boca abierta.

-La casa está preciosa, habéis echo reforma, lo habéis cambiado todo.- Examinó todos los rincones de la casa.

-Sí, llevamos un mes con todo cambiado.

-Pues me tienes que enseñar tu cuarto.- Me agarró de la mano y subimos al piso de arriba y entramos en mi dormitorio.

-Ojalá fuera tú.- Se tumbó en la cama.

-No, que a mi también me gusta.- Me senté junto a ella.

-Oye Tia, te noto seca, ¿qué te pasa?- Se incorporó.

-Nada, nada.- No le di importancia.

-Te conozco, va di.- Insistió.

-Está bien.- Suspire.- ¿Te acuerdas de Jesús? Del que te hable, que tenía un gemelo y era mi vecino y eso.

-Si, aquel que esta tan bueno.- Sonrió.

-Pues ayer se quedó a dormir conmigo y bueno... En el desayuno tonteamos, con mi madre en el sofá y subimos al cuarto.

-Y te lo tirastes.- Me interrumpió.

-Sí.

-Pues está genial, ¿qué problema hay? No me digas, embarazado.

-No, no. Pero estaba discutiendo con su hermano y como soy tan poco morbosa me puse a escuchar y se lo contó.

-Así mejor, le da celos al gemelo y te tiene a que le consueles y... Ya tu sabe.- Río.

-No quiero eso, quiero que me hubiera dicho desde el principio que tenía novia, que... Que no me quería.- Sollocé.

Comencé a llorar de nuevo, pero esta vez en el hombro de Anabell.

-Yo voy a hablar con el, ahora mismo.- Se levantó de la cama y bajó al piso de abajo.

-No Anabell, no.- Me sequé las lágrimas.

Escuché como la puerta de mi cada sé habría.

-No espera.- Corrí tras ella.

Me quedé en una esquina clave, donde se veía a Anabell y Jesús.
Me acerqué un poco, con precaución de que no me vieran y pude escuchar lo que hablaban.

50 sombras de Danisu [Gemeliers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora