Una última oportunidad
—Me podrías decir Angeline, ¿qué estabas pensando cuando le hiciste esa horrible cosa a tu compañera?—preguntó un hombre maduro con decenas de canas en su cabello castaño, que apoyaba los antebrazos sobre la mesa central mientras entrelazaba sus dedos, exhibiendo así, una falsa pose de autoritarismo.
— ¿Darle su merecido? —inquirió la acechada de ojos grises mientras alzaba los hombros al mismo tiempo que una sonrisa traviesa delataba su culpabilidad.
Su hermano, que se encontraban a su izquierda, se limitó a bajar la mirada negando lentamente, emitiendo un profundo suspiro de resignación.
—Ya me lo imaginaba—soltó el hombre alzando una ceja suspicaz—Y me podrías explicar, ¿cómo es qué lo planearon?
—No lo hicimos, fue algo espontáneo. Creo que fue la adrenalina del momento la que me hizo actuar de esa forma tan insensible—sonrió Angeline con cinismo, provocando que los dos espectadores rodaran los ojos.
Flash Back
—Quiero que esa maldita pague por lo que me hizo—masculló la joven para sí misma, acariciando inconscientemente su cabello dorado, el cual estaba demasiado corto para su gusto. Se encontraba oculta detrás de una pared y cada quince segundos se asomaba para ver una puerta gris que se situaba cerca de la explanada. Fruncía el ceño y luego volvía apoyar su espalda en el concreto.
Alzó su walkie-talkie y lo sostuvo cerca de sus labios.
—Aquí Ice Queen. ¿Cuál es tu diez veinte, buitre sarnoso? Cambio —preguntó por el radio y dejó de presionar el botón.
En otro lado del gigantesco colegio, un chico notablemente alto, imitaba la posición de su cómplice, apoyando su espalda y pie sobre la pared pero de una manera mucho más desinteresada.
Escuchó la voz de su hermana escapar del objeto que tenía en su mano derecha, y reaccionó con un gesto de confusión.
— ¿Mi qué? ¿De qué diablos estás hablando Angie? —preguntó por el walkie-talkie.
— ¡Cállate! ¡No digas mi nombre, tarado! Alguien podría sintonizarnos y descubrir nuestro plan, así que limítate a llamarme por mi nombre clave. Cambio—ordenó con frustración.
—Sí, sí claro Ice Queen. Pero, ¿por qué yo debo llamarme buitre sarnoso? —cuestionó casi con rencor. Su hermana podría tener una imaginación envidiable para cualquier abusivo escolar que deseara colocarse en el primer puesto de la cadena alimenticia, de eso no había duda.
—Simple, tú eres el que se encarga de la carroña, los estorbos y de los posibles testigos. Aparte…te queda bien—escuchó su pequeña risa antes de que cortara su transmisión.
—Claro, como sea—dijo algo malhumorado.
— ¿Cuál es tu posición? Cambio—volvió a preguntar Angie, pero esta vez se escuchaba más seria, eso significaba que era hora de la acción.
—Estoy en el edificio B, cerca de los baños y el cuarto de aseo…Cambio—agregó con esfuerzo después de sentir que le faltaba algo de profesionalismo a su frase.
—Perfecto, no tardará Dawson en llegar en su inspección de rutina diaria. Ya sabes que hacer. Cambio y fuera—cortó y lo dejó con las palabras en la boca. Elliott soltó un suspiró y se separó de la pared con cierto cansancio.

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La bizarra familia Clarkson
RomanceSECUELA DE DOCTORA CORAZÓN. Los Clarkson podrían ser la familia menos ejemplar de todas. Quizás muchos pensarían que los padres son unos irresponsables que no saben educar a sus hijos. Otros quizás creerían que los adolescentes son los del problema...