Capítulo 13

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Austin con tan sólo diecinueve años de edad, sabía lo que era mejor para todos.

Austin salió para siempre del lujoso apartamento de su abuelo.

Aún recuerda como empezó todo. Sus ahorros le permitieron comprar su propio apartamento, y desde ahí empezó su travesía.
Las visitas a los bancos para préstamos por miles de dólares.

Encontrar un buen lugar para poner su taller y demás.
En su viaje hasta donde esta, conoció a personas que no tenían un buen historial en la policía nacional e internacional.

Austin iba en su auto, la carretera desolada en donde se encontraba, estaba pintada de gris gracias a las nubes que anunciaban una tormenta. A lo lejos Austin divisó un auto parado y el conductor echo una furia con el cofre destapado y humeante de su auto. Austin inició su vida oscura parándose a ayudar a aquel hombre en problemas.

—¿Necesitas ayuda? —Austin se acercó al hombre con la cabeza metida en el motor de su auto.

—Oh amigo, me salvas —El hombre habló aliviado —Esta ojalata de nuevo.

Austin arregló su auto en menos de quince minutos.

—Listo —Austin se limpió las manos en un trapo —Sólo hay que esperar a que el motor se enfríe.

—Amigo, has sido mi ángel —Austin negó sonriendo —Por cierto, soy Jamie Gottom.

—Austin Mahone —Se estrecharon las manos.

Conversaron fumando un puro que le ofreció Jamie.
Austin le contó sobre su nuevo negocio y su sueño al tener su propio taller.

Pasaron al rededor de veinte minutos y el motor parecía como nuevo.

—Eres muy talentoso muchacho —El hombre de treinta años los sostuvo por los hombros —Tendras mucho éxito con tu taller.

—Gracias —Austin trataba de zafarse de su agarre, cuando el hombre lo sujeta con más fuerza.

—Austin, si hay cualquier cosa que necesites, no importa lo que sea, no dudes en pedirmelo, te ayudaré inmediatamente.

—Gracias, pero no es nada, no te preocupes —A Austin le comenzaba a asustar la actitud del hombre.

—No Mahone, no entiendes, en mi negocio, las deudas son de oro. Y la que yo tengo contigo, no se me va a olvidar hasta que la pague.

—De verdad te digo que no me debes nada —Austin insistía.

—¡Ya sé Mahone! —Jamie tronó los dedos —Tu más grande sueño es que tu taller prospere, yo voy a hacer que pase.

Y desde ese momento Austin es respetado, por sus grandes colaboraciones y trabajos con mafiosos y sicarios.

El primer pago jugoso de Austin sirvió para pagar la mitad de su gran deuda con el banco y también para comprar su auto rojo que desde que tenía catorce años anhelaba.

El primer trabajo fue fácil, arreglar y actualizar todas la camionetas de Jamie Gottom.

Los trabajos iban subiendo de intensidad, ya no eran del todo legales. Austin equipaba camionetas blindadas con armamento robado del ejército del estado.

Hasta llegó a participar en algunas transacciones de mercancías ilícitas. No le importaba del todo, su negocio prosperaba a fin de cuentas, y el pago por sus servicios consistía en miles de dólares.

Austin no podía salir más feliz del banco, había culminado su deuda en su totalidad. Incluso al salir respiró un aire nuevo y liberado.

Austin iba bajando las escaleras del gran banco, iba tan distraído en sus pensamientos que chocó con un chico, tal vez de su misma edad, rubio, de traje, rostro muy fino, incluso pensó que era homosexual, ambos cayeron al piso.

Las hojas del portafolio del chico salieron volando esparciéndose por todos lados.

—Lo siento tanto amigo —Austin se levantó y ayudó a levantarse al muchacho ojo azul.

—No pasa nada —Sonrió. Hasta Austin pensó que tenía sonrisa de comercial.

—Caramba, tus papeles —Ambos empezaron a recoger las hojas del rubio.

Austin se dio cuenta que eran dibujos a lápiz de hombres en traje y otros diseños de sacos y corbatas.

—Tus dibujos son muy buenos —Austin elogió.

—Gracias, pero no son dibujos, son diseños —Su acento no era local, era notoriamente de Italia.

—Oh, ¿Eres diseñador o algo así?

—Sí, soy diseñador, por eso estoy aquí. Quiero iniciar mi negocio en la industria de la moda y el diseño.

Austin confirmó que era homosexual ¿Qué hombre elegiría ser diseñador y no ser gay?

—¿Y no has considerado ser modelo? —Austin bromeó y el rubio rió.

Austin aceptaba que el muchacho era atractivo, y que el ser gay le abriría muchas puertas en el mundo del modelaje masculino.

—No, yo diseño —El rubio dijo modesto.

—Amigo te deseo suerte —Austin estrechó su mano y le sorprendió que le respondiera masculinamente.

—Gracias.

Se despidieron. Austin salió del banco y sintió que respiraba un aire nuevo.

Sintió simpatía por el joven rubio. Él también tuvo que llevar su proyecto para exponerlo y así autorizar su préstamo.

La vida de Austin cambió totalmente al poner los pies fuera del apartamento de su abuelo.

Su negocio prosperó. Y tenía tanta ganas de ir con su abuelo y mostrarle su cuenta bancaria millonaria, para que se sintiera orgulloso de él.

Austin pensaba muchas veces en ir a visitar a su abuelo, o al menos llamarlo por teléfono.
Él siempre pensó que cuando triunfara su abuelo se sentiría orgulloso de él, de su trabajo. Pero la vida no siempre da lo que quieres. ¿Qué iba a decirle a su abuelo cuando preguntara su historia y de su negocio?
“Abuelo, los mafiosos más buscados del país, me han pagado bien y me han ayudado a convertir mi negocio en un éxito” Pensaba sarcásticamente.

Y así la vida de Austin fue convirtiéndose oscura y sucia.

La vida de Austin pudo cambiar con tan sólo arreglar un motor.

Pensó en ese muchacho rubio con quien chocó, su familia debe de estar orgullosa de él.

Anabell llegaba cuando su vida no podía estar más oscura e ilícita.
A Austin le fascinaba y enternecía Anee, la idea de corromperla le era muy divertida.

Ni siquiera él se puede explicar por qué quiere a Anabell trabajando para él. Él mismo pudo arreglar su auto y dejarlo impecable, pero le divertía tanto la idea de ver a Anee asustada por que su padre no la descubriera, él sabía que Anabell disfrutaba esa adrenalina de peligro que tanto le falta, y le gustaba estar cerca de ella cuando se le subía la adrenalina al pecho, podía oír el latido de su corazón y sus vasos sanguíneos precipitándose poniendo sus mejillas rojas y ver sus manos temblar. Por esas razones era que insistía tanto en ir por ella a su casa y dejarla después del trabajo.

Hacía tanto tiempo que Austin no sentía nada, ya ni siquiera sentía la adrenalina o el miedo cuando hacía sus negocios sucios o cuando ayudaba a otros negocios a mano armada, para él se volvió monótono y cotidiano.

Por eso quería la cercanía de Anabell, quería volver a sentir, y las emociones que generaba la inocencia de ella, eran su medicina perfecta. Austin quería sentirse vivo, quería sentir la vida que Anabell tenía.

Sons of the Dark [A.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora