Capítulo 6

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Entré a la casa y Natalia se me abalanzó para darme un abrazo  brusco.

-¡Dios mío Anabell! -Estaba pálida del susto. -Te juró que te busqué hasta el cansancio -Paro seco.

-Me buscaste hasta el cansancio... -Insistí a que prosiguiera.

-Anee, si yo te digo esto es por que de verdad es peligroso... Y me conoces -Por primera vez en mi vida la oí hablar en serio.

-¿Qué cosa...? -Me estaba asustando.

-Alejate de Austin Mahone -Soltó sin más.

Trague duro y seco, al escuchar ese nombre la sangre se me fue hasta los pies.

-Sé que no tengo la moral para decirte esto, pero... En serio, ese chico es peligroso -Natalia hablaba serio.

No sabía qué contestar, era raro que ella me dijiera cosas así, siempre me animaba a hacer cosas extremas y alocadas, y ahora me dice que me aleje de Mahone.

-¿Por que me dices eso? -Mi voz tembló.

-Porque te ví... Te ví salir de su auto muy tranquila.

-Nat, no es lo que crees...

-No lo sé Anabell, por eso te digo que te alejes de él -Me miró a los ojos.

-Natalia... -Susurre para contarle que me he metido a la boca del lobo.

-Chicas... ¿Va a salir? -Mi padre apareció de repente en la sala.

-De hecho acabamos de llegar -Le informé a mí padre.

-Sí, tío. Vine a dejar a Anee. Ya me voy, buenas noches -Natalia se despidió.

La ví salir y después escuché el motor de su coche irse.
Yo sentía que esto era un sueño, un sueño en el cual no me podía despertar.

No podía dormir, mi mente no dejaba de pensar en ese día. Jamás había tenido tanta adrenalina como esta noche. Aún sigo asustada y de sólo recordar todo, se me erizaba la piel. Tal vez tuve una desgraciada suerte al encontrarme con Austin Mahone. Aún no sabía que quería que hiciera para él, me aterra pensar que una vez que entre a su vida ya no pueda salir nunca más.

Desperté muy tarde, casi al medio día. A noche me dormí muy tarde dándole vueltas al asunto.
Hoy no tenía nada que hacer así que no había problema. Estiré mi brazo al buró y tomé mi celular con pereza. Me desperté en seco al ver veinte mensajes de texto y once llamadas pérdidas desde las siete de la mañana. Número Nuevo. Marcaba en la pantalla.
Mis ojos se abrieron al leer cada uno de los mensajes. Los primero eran amables diciendo que me levante y me vista con ropa cómoda; los últimos eran más agresivos, amenazando e intimidándome.

El teléfono comenzó a recibir una llamada. Con razón, lo tenía en modo silencioso.

-¿Hola? -Contesté con la voz temblorosa.

-¿Donde estas? -La voz ronca y profunda de Austin hizo que se me congelara la sangre.

-En mi casa, me acabo de despertar -Le dije con miedo.

-¿Por qué no contestabas? -Se escuchaba enojado.

-Por que tenía mi celular en silencioso -Me mordí el labio nerviosamente.

-Tienes treinta minutos para estar lista afuera de tu casa -Colgó.

Me levanté de prisa y escogí ropa. Mi nerviosismo era mucho, me temblaban las manos. Me cambié en quince minutos y bajé a preparar un licuado bomba para aguantar todo lo que este loco iba a ponerme a trabajar.

En cuanto antes termine esto mejor. No le diré a Natalia y mucho menos a mí padre; este en vez de inscribirme a la universidad me internaría en un convento de monjas en un pueblo.

Faltaba un minuto para que se cumpliera el lapso de treinta que me dio, y él ya estaba estacionándose en un coche rojo sangre deportivo.

Bajó el vidrio polarizado de su ventana y me miró frío, se notaba que estaba enojado.

-Entra -Me ordenó.

No hice nada. Me quede inmóvil, era el momento perfecto para decirle que no, entrar a la casa hacer un cheque con una buena suma de dinero y terminar con todo esto.

-¿Qué esperas? -Gruñó entre dientes.

Entré y en cuanto cerré la puerta arrancó el coche.
El estómago me dio un vuelco al introducirse a la primera avenida, iba muy rápido, superaba el exceso de velocidad.

-Anabell, cuando yo te llame tienes que contestar enseguida. -Estaba furioso por el tono de voz -Odio esperar y me enfurece que no contesten.

Yo no podía decir nada, iba muy rápido y cada cinco segundos yo sentía que íbamos a chocar con otro auto.

-También odio la tardanza -Siguió regañándome.

-Austi baja la velocidad -Le dije bajito.

-Tenemos que hablar muy seriamente sobre tus horarios -Ignoró mi petición.

-Austin baja la velocidad, por favor...-Mi voz tembló.

Austin me miró y parece que se compadeció de mí. El semáforo marcó en rojo y se detuvo. Mis manos estaban temblando.

-Yo no pensé que querrías iniciar hoy con el trabajo -Murmuré -Lamento haberte hecho perder el tiempo.

Austin suspiró calmándose. Su cara se notaba relajada y pacífica, incluso el verde de sus ojos se tornó de un tono más claro.

-Esta bien. Tenemos que arreglar muchas cosas. Tus horarios, tu paga y el trabajo que vas a desempeñar.

-Austin, te dije que el lunes siguiente entro a la universidad.

Meditó un momento. El semáforo marco siga y él ya no iba a la misma velocidad, iba a una decente y tranquila.

-Entonces tus horarios iniciaran por la tarde y....

-Oye, para -Lo interrumpí -No podré trabajar toda la tarde hasta la noche, mi padre me mataría y....

-¿Osea que no le has dicho a tu padre? -Ahora él me interrumpió a mí.

-No, me mataría -Repetí.

Soltó una carcajada sonora. Se estaba burlando de mí y si había una cosa que odiaba en la vida era que se burlen de mí.

-El angelito de papá por primera vez se va a portar mal -Me miró fingiendo ternura.

-No haré nada malo -Muemuré molesta.

-Tu no sabes angelito -Me sonrió con malicia -No sabes nada de mis negocios.

Tragué duro. El verde miel de sus ojos se había tornado más oscuro y con un brillo de maldad.

-Austin... De verdad no quiero problemas ¿Por que no me dices cuánto te debo y dejamos esto por la paz? -Traté de sonar firme.

-Ay angelito -Austin me miró con ternura -Ya te dije que no harás nada que no quieras.

-¿A que te dedicas? -Pregunté.

-¿A que me dedico? -Se preguntó para si mismo.

-Sí ¿Cuál es tu trabajo?

-Tengo muchos angelito. Tengo temporales, de tiempo libre y estable -Me guiñó un ojo.

Me aterraba la idea de pensar en los trabajos temporales y los de tiempo libre, así que lo más factible era:

-Dime tu trabajo estable por favor.

-De acuerdo -Rió entre dientes -Tengo un taller mecánico.

-Yo no sé nada de mecánica -Le dije.

-Sólo harás lo básico, revisar que todo esté en orden: aceite, agua, gasolina, ya sabes, lo básico -Levantó un hombro.

-Oye, de verdad yo no sé hacer nada de eso, ni siquiera sé condu... -Me callé antes de terminar.

-No Anabell, no me digas que no sabes conducir -De nuevo estalló a carcajadas.

-Eso no tiene nada de malo -lo fulminé con la mirada.

Sons of the Dark [A.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora