Capítulo 9

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Siendo su secretaria de medio tiempo, podría terminar este asunto rápidamente.

—¿Así que ahora eres mi jefe?

—Que lista muñeca —Guiñó un ojo.

Austin me llevó a su bodega. Realmente este chico estaba en algo ilícito.  Estaba en un lugar muy remoto de la ciudad, y desconocido para mí. Como había dicho Tony, las refacciones y demás objetos estaban ahí.

 Al llegar había personas ahí.

El chico alto y rubio, junto con la otra chica de rasgos asiáticos, contaban y hacían el conteo de la mercancía. 

—¿Nueva novia Mahone? —Preguntó la chica.

—Quisiera ella. Nueva secretaria. —Austin rió.

—No eres tan suertudo Mahone —Las agallas me salieron para decirle eso.

Austin rodó los ojos.

—¿Tienes la bitácora Yun? —Austin preguntó y la chica le extendió la carpeta.

—¿Entonces no es tu novia? Que interesante —El otro chico se acercó y me miró profunda y descaradamente.

—Dejala en paz Noah —Austin rompió en risa.

—Un gusto muñeca. Noah Nicols —Se presentó besando mi mano.

—Sera mejor que te laves las manos —La chica bromeó —Puedes decirme Yun.

—Un gusto a los dos, Anabell Smith.

—Se queda en Anee —Austin dijo.

Mi lugar de trabajo sería la pequeña oficina de Austin, parecía que no la ocupaba mucho, pero aún así la conservaba impecable.

Austin ganaba más dinero del que aparentaba. Sus ganancias anuales eran de sumas jugosas para su corta edad. A pesar de eso era un chico simple y sencillo.

En menos de un día sabía más de Austin, sus negocios y mercancías. Tenía muchas cuentas bancarias, cada una con diferentes montos de dinero.

Hice el inventario de todo un mes de su taller. Al terminar me dolía la cabeza. Recargué mi cara entre mis manos y suspiré.

—¿Cansada? —Escuche la voz de Austin.

—Mucho —Admití.

—Anda, te llevaré a tu casa.

A esta hora mi padre no tardaba en llegar y seguro que si Austin me lleva, contando con lo rápido que conduce, me toparía a mí padre en la entrada.

—No es necesario...

—Anabell, no te pregunté, te avisé. Y no voy a dejar que te valla sola y menos por estas calles. Vámonos.

No dije nada más, no quería hacerlo enojar. Se puso su gorra y tomó las llaves de su auto.

Esperaba a que saliera Austin, les dio instrucciones a sus colegas de hacer envíos y ventas.
Iba en el asiento del copiloto. Lo ví rodear el auto e introducirse en él. Me miró.

—Eres como una niña pequeña vida —Pasó en cinturón de seguridad por mí.

—Austin —Suspiré cansada —Ahora no, me duele la cabeza, no quiero pelear.

—De acuerdo me callo.

—Gracias.

Y así fue, todo el camino fue silencioso y tranquilo. Era una tarde fresca y soleada, la brisa me pegaba en la cara despeinándose mi cabello, cerré los ojos y me relajé.
En un alto abrí los ojos y me encontré con la verde mirada de Austin, me miraba pero no notó que lo descubrí mirándome.

—¿Pasa algo? —Pregunté.

Ladeó la cabeza despertando de su transe.

—No, nada ¿Quieres que cierre la ventana?

—No, esta bien —Sonreí amable.

Asintió y el semáforo marcó siga.

—Austin —Murmuré.

—¿Qué pasa?

—¿Puedes dejarme a una cuadra de mi casa?

—Oh, ya entiendo, no queremos que papi se entere que el angelito se esta portando mal —Sonrió burlón.

Suspiré bajando la mirada. Me molesta que sea inmaduro, es fácil para él decir eso, no me comprende, no comprende que no quiero darle problemas a mí padre metiéndome en problemas. Lo miré por el rabillo del ojo y su sonrisa se fue.

—Llegamos vida —Levanté la mirada.

Estábamos a la vuelta de mi casa. Sonreí.

—Gracias.

Me sonrió.

—¿Mañana a qué hora? —Pregunté y el alzó las cejas.

—¿Tan asiosa vida? —Rió entre dientes —A las Doce y sales a las cuatro, medio día trabajas. Oh y yo paso por tí.

—¿No podré hacerte cambiar de opinión, verdad?

—No, no podrás.

Rodé los ojos sonriendo y bajé del auto.

—Adios. Conduce con precaución.

—Lo pensaré mientras condusco —Me guiñó un ojo.

Reí y se fue.

Caminé hasta mi casa y como había sospechado, el auto de mi padre estaba ahí.
Me lo encontré en la cocina.

—Anee ¿Donde estabas? —Estaba con bolsas de comida china —Traje comida china para los dos.

—Salí a caminar —Miento tan mal.

—¿Sola? No te creo.

Me giré a tomar unos vasos, no quería verlo a los ojos.

—De acuerdo, me atrapaste —Suspuré —Salí a buscar empleo.

—¿Empleo? —Dijo sorprendido —Anee, creo que te doy una vida bastante buena y...

—Necesitaré más cosas que hacer después de la universidad —Lo interrumpí.

—Anee, no quiero que descuides tus estudios y si es para mantenerte ocupada, puedes elegir algún taller en la misma universidad.

—No papá —Murmuré —Necesito conocer mucha gente nueva y moverme constantemente.

—Anabell, dime ¿Por qué un empleo? Es mi deber mantenerte.

—No es por el dinero. Papá, después de que entre a la universidad, haré amigos y llevaré un horario de clases. Pero cuando regrese a casa ¿Qué? Haré los deberes en mi habitación y seguramente lloraré y pensaré el resto del día en Aldo. Ya no puedo seguir cayendo, ya no quiero. —Bajé la mirada.

Pasaron unos segundos en silencio.

—Anee, te apoyo —Alcé la cara —Apoyo que quieras empezar una vida nueva, no sabes lo feliz que me haces al escucharte decir eso. Hija me dolía cada vez que te veía llorar por Aldo, y no tener palabras de consuelo para ayudarte. Así que te apoyo en el trabajo que quieras hacer.

Mi mentira me picaba la conciencia ¿Cómo pude chantajearlo con Aldo? Me iré al mero infierno después de esto. Pero no era del todo una mentira, en verdad tenía un trabajo y no estaba haciendo nada malo.

Cenamos conversando en qué me gustaría trabajar, incluso me ofreció un puesto en su trabajo, lo rechazé, claro. Lo que mi padre no sabía era que ya tenía un trabajo con Austin Mahone.

Desperté, una horrible pesadilla perturbó mi sueño.
Iba corriendo en un pasillo desesperada por salir, cuando choco con alguien y caemos, esa personas a era Aldo, nos abrazamos aferrándonos uno con el otro. Mis lágrimas caían en en su fino hombro cincelado en su traje de lino. La atmósfera cambió totalmente y me veo rodeada por unos brazos más fuertes y cálidos. Austin me abrazaba con fuerza, como si me detuviera porque no quiere que me valla.  Y fue cuando desperté agitada.

Miré el reloj, las diez de la mañana, será mejor levantarme, no falta mucho para iniciar mi jornada de medio tiempo en la oficina de Mahone.

Sons of the Dark [A.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora