Capítulo 10

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En cuanto Austin me recogió en el mismo lugar donde ayer me dejó, fuimos directo a su taller.
Su taller nunca se abría, más bien parecía una bodega abandonada pero limpia.

En la pequeña oficina de Austin, revisaba todo su papeleo.
Austin dijo que revise todos los papeles, y así guarde los que son importantes y tire los que son basura.

Era bastante aburrido y tedioso ese trabajo. En menos de una hora tenía todo un desastre de papeles: papeles en el piso, en el escritorio y en los estantes.
Llegué al punto donde no podía dar un paso sin pisar nada. Me senté en el piso estresada y con jaqueca.

Austin abrió la puerta.

-Anabell, te dije que los ordenaras no que los desordenaras más -Rió entre dientes.

-Esto es muy difícil Austin -Me quejé -Y no estoy muy segura de lo que te sirve y lo que no.

-Es fácil -Entró de puntitas tratando de no pisar los papeles -Cuenta de banco: sirve -Lo tomó y lo dejó en un área libre de otros papeles -Revista de ferrari del dos mil seis: a la basura -La tiró en el bote.

Me ayudó a levantarme.

-Sigue con el resto vida.

Suspiré y restregué mi cara con mis manos cerrando los ojos, cuando los abrí me encontré con una propaganda de una floristería "Flowers Glam" la reconocí de inmediato, es el servicio de flores que Aldo y yo usamos en nuestra fiesta de compromiso. La melancolía del recuerdo invadió mi corazón y la tristeza apareció, la tomé. Era el diseño de sus camionetas de entrega.

Sentí la mirada de Austin.

-No me digas que arreglas sus camionetas -Murmuré.

-No... -Vaciló su respuesta -Es sólo que me pidieron que consiga algunas de sus refacciones para sus camionetas de entrega.

-Eso o querías conseguir unas flores bonitas para decorar -Me burlé de él.

-A trabajar niña -Negó sonriente por mi broma y salió.

Pasó una hora y ya casi había terminado mi trabajo, sólo quedaban pocas hojas y dos enormes bolsas llenas de propagandas de autos, revistas e impresiones de autos de carreras.

Tocaron la puerta de la oficina.

-Adelante.

Era Yun quien se asomó por la puerta.

-Anee, Austin y Noah fueron por algo de comer ¿Quieres despejarte un poco?.

Yun y yo no teníamos muchas cosas en común, pero platicamos muy bien y de muchas cosas, hasta intercambiamos números telefónicos.

-Veras que con el tiempo te darás cuenta que no son unos lunáticos como parecen -Yun me hablaba de Austin y Noah.

-Eso espero, aunque si te soy sincera, a veces Austin me da mucho miedo.

-No te voy a negar que tiene un carácter muy explosivo, pero muy en el fondo es un chico tierno que carece de amor.

-Sólo espero que esa falta de amor no lo convierta en gay.

Yun rió con fuerza ante mi comentario.

-No lo creo, Austin Mahone en el hombre más heterosexual que he conocido en mi vida, incluso crearía más que mi novio se volviera gay.

-Pues con eso que hace tratos para conseguir refacciones para camionetas de floristerías, mejor fíjate bien Yun -Le advertí jugando.

-¿De qué hablas? En los tres años que llevó trabajando con Austin, nunca hemos trabajado para floristerías -Yun dijo seria.

La confusión apoderó mi mente. Austin me mintió pero... ¿Por qué? Esa propaganda era una cosa sin importancia, que seguramente la habría olvidado si sólo me decía que la tenía y ya, pero mintió.

-Esque tenía una propaganda de unas camionetas de una floristería y bueno...

-Tal vez te confundiste Anee, Austin guarda mucha basura en su oficina -Me interrumpió.

No dije nada más, estaba claro que Austin mentía, le mentía a Yun o me mentía a mí.
¿Por qué Austin mentiría por una estupidez como esa?

Austin y Noah llegaron con comida Mexicana. Pasé una buena tarde con ellos, ayudó a que me olvidará por un momento de Aldo. El recuerdo de la floristería me dejó mal y un nudo en el estómago.

Como dijo Austin, a las cuatro de la tarde estábamos rumbo a mi casa. Como un jefe comprensivo dijo que terminara el trabajo de los papeles mañana.

El trayecto fue callado, en mi cabeza sólo se albergaba el recuerdo de Aldo y el día que lo conocí.

Mi padre llegó emocionado a la casa, en ese entonces yo cursaba el último semestre de preparatoria y tenía dieciocho años. Mi padre dijo que nos habían invitado a un desayuno muy importante y elegante. Eran las fechas en la que mi padre compró todas las acciones de la empresa y se volvió el dueño y presidente de una de las franquicias del "Service Hospital Transport " La corporación de transporte y fabricación de equipo médico para hospitales. Así que invitaciones tan elegantes nos empezaban a llegar. Faltaba una semana para el gran evento y mi padre dijo que en uno de sus cócteles al que fue el invitado de honor, conoció a un diseñador muy famoso. Y la simpatía de mi padre consiguió que el diseñador nos confeccionara el vestido y el traje que usaríamos.

Mi padre invitó al diseñador a almorzar y así pudiera tomar nuestras medidas y tallas. La mañana en que el diseñador iría llegó rápidamente.

La primera vez que lo ví fue un momento épico.

Llamaron a la puerta, ya sabíamos de quien se trataba, yo me encontraba en mi habitación cuando mi padre personalmente fue a abrir. Decidí bajar, iba bajando con la mirada concentrada en mis pies para no caer con los tacones que me había puesto para la ocasión. Sólo faltaban tres escalones más.

-Ella es mi hija Anabell de la que tanto te he hablado Rigatzzo -Mi padre me presentó.

Fue entonces que Alcé la cara y ví al hombre más atractivo que jamás había visto en mi vida, y el flechazo ocurrió. Era alto, rasgos cincelados y muy varoniles, ojos azules, cabellos dorados en un corte pequeño, se le notaba algo de su barba rubia, labios finos y rosados, su porte era perfecto y ese traje dejaba ver su postura recta y relajada, me fije en sus manos, tenía dedos largos y manos grandes, sostenía un portafolio de cuero café, su muñeca estaba decorada por un hermoso reloj de cuero negro, el hombre tendría como unos veintitrés años, calculaba por los rasgos de su cara. Era el ser más hermoso para mí desde ese día.

-Hola -Saludé tímidamente.

Él tomó mi mano y besó mis nudillos como todo un caballero.

-Un gusto Anabell, soy Aldo Rigatzzo.

Me miró fijamente con sus ojos azules y su sonrisa preciosa.

-Sólo llámame Anee señor Rigatzzo.

Sentí las mejillas ligeramente tibias.

Sons of the Dark [A.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora