Cap. 5 | ¿ESTOY EN PROBLEMAS?

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-¡Voy a delatarte con Brian!

-¡Reagan por favor, no seas odiosa!

Subí corriendo por las escaleras hasta el cuarto de mi hermana y me paré jadeante en el marco de su puerta. Encorvé mi espalda y apoyé ambas manos sobre mis rodillas, recuperando aire: inhala...exhala. Uf, necesitaba estar en forma, pues como la temporada de rugby ya se había terminado y no jugaríamos este año (perdimos contra un pésimo equipo de Bradford y me negaba a aceptar que era mi culpa) nos limitábamos a hacer los ejercicios básicos, entonces fue ahí cuando dejé de ejercitar mis músculos. Ya nadie se tomaba las prácticas en serio, ni siquiera Brian o el Big Dave. El entrenador Leslie se deprimió tanto cuando supo que no clasificamos para la final que engordó varios kilos y se volvió un hombre con sobre peso.

-¡Esta es la segunda vez que te cubro la espalda, _______! ¡La segunda!-Reagan se tiró sobre su cama y recogió las piernas rápidamente. Sus mejillas estaban rojas e hinchadas que parecía una irritante caricatura de animé-. ¿Y qué recibe Reagan a cambio? Oh, espera... ¡ya sé! ¡NADA!

-¡Vamos, Reg! ¿Y si te digo que esta será la última vez?

-Dejame pensarlo, em, no.

-¿¡UGH, PERO POR QUÉ!?

-¡Pues porque fui la última en enterarme que tú y Brian tenían "algo"! ¡Tienes suerte de que no le he dicho a mamá y Brian Sr.!

Me crucé los brazos dandome por vencida y tragué saliva mirándola con las cejas juntas. Ugh, otra vez, Reagan tenía razón. Siempre era la primera en saber si alguien me gustaba o qué chico me atraía, fue una regla que habíamos establecido entre nosotras y creo que yo la había roto. Entendía su estúpido enojo, pero eso no era justificación para no querer ayudarme esta noche; cubrirnos la espalda también formaba parte del pacto de nuestra hermandad. Nos miramos ceñudas por unos segundos, luego, en voz baja y calmada, hablé:

-Oye, si me dejas ir al Sgt. Pepper's y no le dices nada a Brian, prometo hacerte toda tu tarea, por una semana.

Mi hermana alzó las cejas y tanteó la cabeza, sus labios curvados hacia abajo, sopesando la idea. Al cabo de unos infinitos cinco segundos, levantó la mirada y sonrió.

Oh...yo conocía esa sonrisa. Maldita.

-Quiero que cuando pierdan la virginidad me cuentes TODOS los detalles. Desde el inicio hasta el orgasmo. Punto.

-¡Reagan!

-Es eso o nada-mostró todos los dientes, y eso sólo me recordó al gato espeluznante de Alicia en el País de las Maravillas. Bufé exasperada y recargué mi espalda en la pared.

Dios mío.

(...)

La música del Sgt. Pepper's estaba tan alta que apenas podía escuchar mis propios pensamientos. La gente se movía y saltaba como loca en la pista de baile, mientras los chicos y yo los observábamos divertidos desde una mesa, burlándonos entre nosotros de quiénes parecían tener un panal de avejas en el trasero y quiénes parecían ser víctimas de un exorcismo. Todos hablábamos por encima de la ruidosa música del bar, las señas eran de gran ayuda, aunque nos hacían ver estúpidos.

Lina lucía radiante con su corto vestido de fiesta color esmeralda, se había cortado el pelo por encima de los hombros y otra vez tenía las puntas teñidas de verde, aunque éste era todavía más brillante que el tono anterior. Mica y Minnie tenían un top rojo y azul respectivamente, cada una con un enorme abrigo de piel que ahora descansaba en el respaldo de sus sillas. Arnold se veía genial con su camisa de lino dorada y yo, bueno, yo había tomado prestado el vestido plateado favorito de Reagan. Mi pelo caía en ondas por debajo de mis pechos, mientras que mis labios estaban cubiertos por una fina y suave capa de labial rosa pálido. Mis largas y negras pestañas resaltaban a la perfección mis grandes ojos color cafe.

Trouble Boy | SEGUNDA TEMPORADA (Synyster Gates y tú) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora