Cap. 7 | MAMA Y BRIAN SR.

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Menos de media hora para llegar a un pequeño pueblo costero a las afueras de Cheshire. El mar estaba a mi izquierda, gris y sereno, las olas chocaban contra una muralla negra de corales más a lo lejos. No escuché las aves marinas molestar por la playa, así que supuse que estaban dormidas. Cuando me desmonté del auto lo primero que advertí fue la suave brisa del mar azotarme en la cara. Miré a Brian con ojos ingenuos, y él me sonrió mientras tomaba mi mano y entrelazaba nuestros dedos.

-El mar-dije sin poder creerlo.

-El mar-asintió, confirmando lo que ya era obvio.

-Esta era tu sorpresa.

-Eeeeh...más o menos.

Enarqué una ceja y sonreí de lado. ¿Y había más?

-¿Más o menos?

Un atisbo de sonrisa le iluminó el rostro cuando me dijo:

-Ven.

Brian tiró levemente de mi mano y comenzamos a caminar en silencio por la playa hasta que llegamos a un muelle en donde habían numerosos yates y canoas flotar sobre el agua. Brian señaló un enorme yate con el dedo, el que estaba con la puerta abierta y parecía esperar a alguien justo en frente del gracioso puente de madera: Reina Elizabeth II.

Se detuvo frente a mí y acarició mis brazos con sus grandes y cuidadosas manos. Sus ojos brillaban bajo el sublime resplandor de la luna y parpadeaban hacia mí. Yo le sonreía sin poder creer nada, todo...absolutamente todo era demasiado perfecto para ser verdad. Miré el yate por unos segundos, luego lo miré a él.

-Feliz cumpleaños, preciosa.

Y me atrajo hacia su cuerpo envolviéndome con sus brazos, contemplando lo mismo que yo por encima de mi hombro. Yo me encogí en sus brazos y por un momento cerré los ojos, y tuve la certeza de que podía quedarme en esa posición para el resto de la vida. El mar susurraba a través del viento.

-Era de mi abuelo-dijo Brian rompiendo el silencio-. Solía traerme aquí cuando era niño y pescábamos en alta mar. Pasábamos cada fin de semana juntos, hasta que murió. Este...es uno de mis lugares favoritos en todo el mundo. Y...y quería compartirlo contigo.

Sus manos estaban entrelazadas sobre mi vientre. Giré la cabeza unos poco centímetros y quedé contemplando sus labios, y de sus labios reparé en su mirada. Cuando hablé, me sorprendí a mi misma usando un tono de voz sereno y dulce, ese que jamás había usado nunca.

-Es hermoso, Brian. De verdad, todo esto...es increíble.

Él sonrío y me besó la cabeza, estrechándome aún más contra su cuerpo, después se separó de mí y volvió a coger mi mano, entonces fuimos y entramos al Reina Elizabeth II...que era todo una belleza.

Me quedé observando extasiada una habitación que era tres veces más grande que la sala principal de nuestra casa. El piso era de madera fina y las paredes de hormigón blanco estaban adornadas con cuadros alusivos al océano. En el centro del cuarto había un juego de sillones color blanco, y en la única pared de madera, la cual quedaba en frente de estos muebles, estaba colocada una enorme pantalla plana. Me volví lentamente sobre mí misma y observé una escalera que daba con el único dormitorio que había en el yate. Apenas alcancé a ver una cama zen y un par de velas colocadas alrededor de ésta, y justo a unos cuantos centímetros de distancia de donde me encontraba parada, había un pequeño mini-bar más elegante que el del Pepper's. En el exterior se encontraba la cubierta, no la había visto todavía, pero ya tenía una vaga aunque magnífica idea de cómo sería. La Reina Elizabeth II me había robado todo el aliento en cuestión de segundos.

-¿Te gusta?-me preguntó Brian con un deje de orgullo en su voz. Volví la cara rápidamente en su dirección y le mostré todos los dientes.

-¡ME ENCANTA!-y fui corriendo como una loca hacia él y de un salto me eché en sus brazos-. ¡Gracias, gracias, gracias!

Trouble Boy | SEGUNDA TEMPORADA (Synyster Gates y tú) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora