Cap. 4 | BOLA DE SILICONA ANDANTE

758 48 9
                                    

Apenas pude concentrarme en clases. La culpa de haberle mentido a Brian no me dejaba en paz, Megan no paraba de darme vueltas en la cabeza y la posibilidad de que Uriah me estuviese acosando me ponía la piel de gallina. La profesora Fierce me llamó tres veces la atención porque no dejaba de mirar por la ventana; durante las dos primeras horas, mis ojos no paraban de divagar hacia el patio de recreación, esperando ver una cara peligrosa y conocida observarme detrás de los columpios.

Uriah podría estar allí... podría estar donde sea.

Me mordí el labio y me sorprendí a mí misma tirando trazos sobre mi cuaderno, puse el lapiz a un lado cuando descubrí que se trataba del ying-yang que Megan tenía tatuado en la cintura. ¿Qué? Debía estar rematadamente loca si pensaba que su irrelevante tatuaje podía significarse algo para mi búsqueda. Megan no era la única chica que se tatuaba el ying-yang en alguna parte de su cuerpo, y además, ¿qué me importaba a mí lo que pudiera significar eso para ella? ¿Me ayudaría a encontrar a Alice? O por lo menos, ¿a saber si en verdad estaba viva? De ninguna manera. Pero...no tenía fundamentos a los qué agarrarme. Quizás, tan sólo quizás...

No, _______, definitivamente no. Ni lo pienses.

-Mierda-mascullé mientras dejaba caer pesadamente mi cabeza sobre el escritorio.

Entonces dejé de escuchar la voz de la profesora Fierce y la habitación se quedó sumida en un inesperado e incómodo silencio. Lentamente, subí la cabeza y me topé con la mirada de cada uno de mis compañeros, todos con la vista fija en mí, incluída la sorprendida-y burlona- mirada de Brian. Fruncí el ceño y terminé de enderezarme sobre mi silla, intentando no hacerles caso, aunque me resultó penosamente imposible. ¿Qué me miraba esta gente? Cuando vi de soslayo a la maestra Fierce, esta me observaba a través de sus gigantescas gafas de medialuna, con las manos entrelazadas sobre su regazo, su esmalte negro reluciente sobre sus desgastadas uñas falsas.

-¿Algo que quiera aportar a la clase, señorita Foster?-de repente el vello de mi cuerpo se me puso tan filoso como una aguja y presa del pánico, no dije nada. Me dejé intimidar por la calculadora mirada de la maestra, que al darse cuenta de mi silencio, suspiró en disgusto y se acomodó las gafas-. ¿Puede decirme por lo menos cuatro, de los quince reyes de Gran Bretaña que hemos visto hasta ahora?

Solté una porción de aire por entre los dientes y tamborileé las uñas sobre el escritorio. Bien, ¿qué sabía sobre la monarquía británica? Apenas recordaba a los Tudor, aunque no podía recordar muy bien el primer nombre del tipo en cuestión. Pero algo era algo, así que por ahora, me aferraría los Tudor. Mierda...costaba tener concentración con los ojos de cada uno de mis compañeros encima de mí...no me sabía más nada, o tal vez sí, pero no pensaba con claridad ya que tanta atención me ponía nerviosa. Miré instintivamente a Brian, que estaba girado sobre su asiento y cuidadosamente gesticulaba con la boca las respuestas, pero no pude entenderlo. Fruncí el ceño y lo miré con atención, pero...oh, mierda, no entendía nada.

Entonces ocurrió lo inimaginable. Michelle, que se sentaba justamente delante de mí, captó mi atención golpeandome una pierna, luego me pasó un papel por debajo de la mesa. Un papel que contenía las respuestas.

Y en vez de cuestionar su infinitamente extraña amabilidad, con mucho cuidado, lo abrí sobre mi regazo y con una sonrisa victoriosa encaré a la profesora Fierce, que me seguía mirando impaciente, con una ceja enarcada.

"Gracias Michelle" pensé muy para mis adentros.

-John Lennon, Ringo Starr, Paul McCartney y George Harrison-dije con toda la certeza del mundo, y todas las personas, a excepción de la maestra Fierce, explotaron en carcajadas. Confundida, releí el papelito y caí en la cuenta de que, esta maldita perra, me pasó los nombres de los miembros de los Beatles.

Trouble Boy | SEGUNDA TEMPORADA (Synyster Gates y tú) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora