13. ¿Cuarto beso?

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Douglas

Llevábamos más de diez minutos abrazados y no sabía el por qué no era capaz de soltarla y dejar que se fuera de mi vida de nuevo. Mi corazón y mi mente, no dejaban que escapara.

-Cailin. -dije, aún con los ojos cerrados. -Debemos irnos.

Asintió aún pegada a mí y, después de unos segundos se separó y me miró. Un mechón de pelo interfería entre nosotros, asique me acerqué y lo puse detrás de su oreja. Ella sonrió y abrí la puerta para que pudiese subir al auto.

< ¡Wow! Los golpes de mamá habían servido. Era todo un caballero.>

Subí en el asiento del conductor y encendí el coche. Cailin encendió la radio y mi canción favorita comenzó a sonar en la radio: ¨Sweet Louise¨. Cailin comenzó a cantarla y yo la acompañé.

¨Did you hear about me¨... -grité con los ojos cerrados.

Cailin lanzó una carcajada.

¨Me and what I've done¨... -ella siguió la canción. Obviamente, cantaba mucho mejor que yo. -¨I wrote a letter to sweet Louise. I confessed my love¨...

<Douglas, no cantes. Arruinarás el momento. No lo hagas.>

Cailin me miró y me señaló. Sonreí y cantamos el estribillo.

¨Well I'll just tell you now, that I fell in love and I couldn't help myself¨... -gritamos al unísono y lanzamos una carcajada.

-No pensé que conocieras esta canción. -dije y luego, frené en el semáforo.

-¿Cómo no conocerla? -preguntó retóricamente. -Es mi canción favorita.

< ¿¡Qué!? Cailin Simon y Douglas Brown coincidían en algo, y ese algo, era música. ¡Wow!>

-¡La mía también!

-No puede ser, Doug. -dijo e hizo una señal para que avanzara. -Millones de canciones y nos gusta la misma.

-El destino. -suspiré.

Cailin giró sobre sí misma y, nuevamente, sus ojos verdes escaneaban mi delgado rostro.

-¿Qué miras? -pregunté.

-Nada. -se enderezó en su asiento y miró por la ventanilla.

El silencio se apoderó del momento y le subí a la radio. Nuestra canción había terminado, pero de igual manera, iba golpeando suavemente el volante, al ritmo de la canción que sonaba en ese momento.

Al llegar al hospital, bajamos del auto y nos adentramos al mismo. Busqué a mamá con la mirada y allí estaba. Sentada en la mesa de espera, con ojeras debajo de sus ojos y su pelo alborotado. Frotó sus ojos y nos sonrió.

-¡Hey, chicos! -saludó a Cailin y a mí. -¿Cómo están?

-Bien, gracias. -respondió Cailin.

Mamá asintió.

-Estás muy linda, Cailin. -comentó mamá. -Douglas me ha hablado mucho sobre ti.

Miré a mamá con los ojos abiertos como platos y Cailin cruzó sus brazos, mirándome con una sonrisa y los ojos entrecerrados.

-¿Le has hablado de mí, a tu madre, Doug? -preguntó, aún con la sonrisa y los brazos cruzados.

< ¡Oh, no!>

-¿Qué? ¡No! -contesté.

Cailin rió.

Douglas & CailinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora