18. Douglas Bond 2/2

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Douglas

Habíamos intentado atrapar a Thomas el resto de la semana, pero nunca lo lográbamos. Cailin debía pensar que éramos tres chiflados en busca de algún problema. Garber nos agarraba con las manos en la masa: intentado hacer que Cailin lo viese. Pero se las ingeniaba de algún u otro modo. Resultó ser que la ¨ morena¨, no era la única en su vida. Lo vimos con muchas chicas diferentes. Distinto color de cabello, piel, estatura, voz, etc. Estaba claro que, esas mujeres, no eran las primas de Thomas. Lo más gracioso era que siempre se reunía en el mismo resto. Este bar se encontraba en una esquina de la calle menos transitada de Melville. Se preguntarán: ¿qué hacía yo en esa zona? Sí, es lo piensan. Seguí a Thomas varios días, para estudiar cada movimiento que realizaba. Alex y Malia me acompañaron varias veces, por lo tanto, ya no era James Bond. Éramos James Bond.

Thomas estaba seguro de que no lo cazaríamos nunca, ya que habíamos fallado varias veces; la mayoría de las oportunidades eran fallidas. Esperábamos que Thomas salga del bar y llamábamos a Cailin. O ella, no podía venir, o Thomas nos agarraba luego de que su ¨amante¨, se largara del lugar. Lo único que teníamos a nuestro favor, era que Thomas, no sabía que nosotros sabíamos donde llevaba a las muchachas a sus citas. Me prometí a mi mismo cazarlo, y eso haría.

Si no me equivocaba hoy se reuniría a las ocho en punto en el resto de siempre con una muchacha. Las horas pasaron y Thomas, nunca llegó al lugar. Malia estaba hambrienta y Alex, también. Finalmente, nos rendimos y fuimos al café más cercano.

-No puedo creerlo. - dije. -Teníamos todo planeado.

Malia llamó a la mesera y tomó nuestro pedido.

-Quizás sabía que lo buscaríamos.

-Thomas sabía que lo veíamos. - dijo Alex.-¿Ustedes creen que no planeo nada?

Negué.

-Garber no es estúpido. - dijo Malia. -Debimos llamar a Cailin la primera vez que lo vimos con alguna chica.

Suspiramos. El silencio y la decepción se apoderaron de nosotros.

-Si no es estúpido... - empezó Alex. -¿Qué haría comprando aquí?

Malia y yo volteamos a la caja y nos encontramos con el idiota de Garber pagando por dos latte. Lo seguimos con la mirada y salió por la puerta trasera. Los tres nos miramos y salimos corriendo de allí.

-¿Alex, pagaste?

-¿Qué? - dijo. -No tengo plata.

Me volví rápidamente y dejé el dinero sobre la mesa.

-¡Rápido! - gritó Alex.

< ¡Si hubieses pagado la situación se aceleraría!>

Salimos corriendo por la puerta trasera, al igual que Thomas, y nos subimos al auto rojo de Malia. Vimos a Thomas subirse a un auto blanco. Alguien conducía pero no pude ver su rostro. De un momento a otro, el auto se me hizo conocido, hasta que lo recordé. Ese auto me había seguido la otra noche. Estaba seguro que era el mismo. Sus vidrios polarizados y el golpe del costado derecho. Al parecer, había chocado.

-¡Síguelo! - grité.

-No me digas. - contestó Malia gritando.

Seguimos al auto varios kilómetros. El viaje se nos hizo interminable. Por un momento creímos perderlo. Una idea pasó por mi cabeza. Estábamos cerca de la casa de Cailin. ¿Qué mejor que nos acompañara?

Douglas & CailinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora