Capítulo 2:

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A la mañana siguiente.

-Eren, Eren, EREN. -gritaba Armin a la vez que abría las ventanas y destapaba al castaño para que se despertara.- LLEGAS TARDE.

- Llego tarde. -se dijo a si mismo asimilandolo- ¿Llego tarde? -volvió a preguntarse- LLEGO TARDE.

Rápidamente se apresuró a cambiarse. No demoró muchos minutos. Se cepilló los dientes, ordenó un poco su cabello y salió corriendo de aquel lugar.
Por suerte llegó puntual. Todas sus miradas se dirigían a Mikasa. Ella se encontraba de pie apoyada en una gran roca -o muro-. El ojiverde no tardó en llegar hasta a ella.

-Siento haber llegado tarde. -dijo nervioso, él nunca era de los que pedía perdón y eso se le hacía difícil.

-No importa. - sus miradas se entrelazaron y así estuvieron hasta que las voces del instructor retumbaron en aquel campo.

El entrenamiento iba a consistir en una prueba de supervivencia, tendrían que pasar tres noches perdidos por el bosque y regresar cuando hubieran pasado. Todos, entusiasmados, comenzaron a preparar todo el equipaje que consideraban necesario.
Eren y Mikasa entablaban una conversación muy activa, diría que Eren en esos momentos lograba contagiar su ilusión a la chica.
Cuando los soldados terminaron, todos pusieron rumbo al bosque.

Cada pareja tomó un camino distinto, los hermanos escogieron el mejor camino y por suerte llegarían allí antes de que anocheciera. Durante el recorrido no hablaron mucho, lo que solían hacer. Eren le contaba cosas sobre su obsesión de matar titanes. Mikasa solo le escuchaba algo irritada de oírlo repetir tantas palabras.

-Una cosa... - interrumpió el muchacho con algo de recelo. A lo que Mikasa le hizo un gesto con la cabeza para decirle que continuara.

-¿Qué piensas que hubiera pasado si los titanes no hubieran... ya sabes, entrado? -le miró con unos ojos llenos de rabia y de entusiasmo al mismo tiempo.

- Pues... -Mikasa comenzaba a estar muy dudosa, quería que hubieran pasado muchas cosas, pero no podía confesarlo, tal vez nunca hubiera logrado hacerlo, decirle que le amaba más que a nada. -Bueno, seguiríamos en casa, seguiríamos yendo a hablar con Armin como cada tarde y...

- ¿Y qué? - el castaño paro el camino y le agarro del filo de la chaqueta.

- ¿E-Eren? -la azabache dio un giro y observo que tenia al chico de su vida tan sólo a unos centímetros. Boquiabierta quiso continuar. - Ehm... no se, tal vez podríamos haber visitado otros muros o...

-No me vengas con esas Mikasa -ella no podía estar más sorprendida, Eren tenía un gesto serio, era extraño. -Me refiero entre nosotros.

-¿Nosotros? ¿Qué quieres decir con eso? -sentía un fuente dolor en el pecho.

- ¿Sólo me consideras un hermano?

El tiempo se paró, ¿qué acababa de decir? ¿Realmente era ese joven impotente incapaz de sentir una pizca de amor? ¿Ese chico que solo pensaba en la venganza, en ir al mundo exterior y ser el primero en descubrir todo? ¿O tal vez detrás de todo su instinto había algo que le atraía para amar a alguien durante el resto de su vida?

-Estás de broma, ¿no? -el timbre de voz de la joven optó por un tono más agresivo.

-No, no lo estoy, ¿por qué iba a estarlo?

-Durante todo este tiempo... -expiró en un intento de tranquilizarse.- En todos estos años, ¿has tenido un pensamiento de que esto podría ser algo más?

- Siempre tuve admiración por ti, pero lo confundía con la rabia que sentía de que siempre fueras superior a mi. Dejando atrás mi sentimiento de venganza tras ese día en el que aparecieron lo titanes pienso que puede haber algo más.

- No, no, Eren, tú no sabes lo que es sentir amor. -ella retiró la mirada que los conectaba.

- ¡Claro que lo sé! Es lo que siento por ti.

El tiempo se paró. Mikasa deseaba escuchar esas palabras pero ella sabía que en el fondo no eran verdad. El muchacho no tenía ninguna experiencia respecto a ese sentimiento. En ese instante la joven hizo lo que debía hacer, dejó sus sentimientos a un lado y le hizo caso a su instinto.

- Eren... -dijo ella con una voz dejada- No conoces el significado del amor y yo no quiero estar con una persona que solo quiere a alguien por "admiración", -esas palabras realmente le dolían- te conozco demasiado.

Una sonrisa triste se dibujaba en la cara de Mikasa. Eren quedó petrificado al verle sonreír tras esa situación de tensión.

-Está bien. -Se situó delante de la morena y acto seguido se giró imitando la anterior sonrisa- Quedaremos primeros en el entrenamiento y te demostraré cueste lo que cueste que realmente te amo.

Mikasa volvió a sonreír y alcanzo a su compañero. Realmente quería que quedaran primeros.

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Siento muchísimo haber tardado tanto en volver a publicar, prometo no tardar tanto la próxima vez. Espero que lo entendáis. Decidme si os ha gustado, ¡gracias!

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