35 PREOCUPACION

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(ELISABETH)

Pero como,  pensé.  Como había regresado tan pronto.  Todo lo que había hecho no serviría de nada?

Me estaba poniendo muy nerviosa.  Que hacía ahora?, no me podía teletransportar porque aunque oía su voz no sabia donde estaba exactamente. Se me estaba acercando de eso estába más que segura. 

Me puse de puntillas, y comencé andar muy rápido.  Hasta que entre en el comedor a la vez que Carlos y mi abuela entraban. Mi abuela me miraba muy preocupado,  Carlos no parecía preocupado pero si que me observaba raro.

-Veo que te encuentras mejor -dijo cómo si le importará.

Entonces caí,  mi abuela le había mentido. Como no sabia leer la mente decidí ser borde para que no preguntará más ya que no tenia ni idea lo que mi abuela le había dicho.

-Y a ti,  que te importa! -Dije aparentando odio.  (Aunque fue muy fácil ya que estaba muy enfadada con el.)

El no dijo nada,  solo me miro y sonrió.

-Has encontrado ya el tulipán? -Pregunte curiosa y a la vez nerviosa.

- No, 2 q he tenido unos problemas! - Contesto¿ enojado?

-Oh,  que pena (inepto)  -dije aparentando lastima.

- Pero volveré a intentarlo esta tarde -dijo dándome explicaciones.

- Claro,  buena suerte -(capullo)- dije en mi mente.

El me miró raro, pero siguió sonriendo. Luego se fue a buscar algo en su cuarto. Nada más irse mi abuela vino corriendo hacia mi.

- Donde has estado, todo este tiempo?

- En las catatumbas -Le dije al oído.

- Tanto tiempo? Creía que habías muerto!-Dijo apunto de llorar.

- Abuela,no exageres tampoco he estado tanto tiempo ahí dentro ¡-dije sin entender tanta preocupación.

- Te parece poco tres días! Cuando he visto a Carlos casi me da un infarto -
Dijo ya enfadada.

-Que? -Dije sin creer lo que me acababa de decir. No pregunte nada más ya que me percaté que Carlos acababa de llegar.

- Que es eso? Como te lo has hecho? -Pregunto mi abuela.

-No es nada - dije nerviosa sabiendo que Carlos me estaba oyendo.

Mi abuela seguia insistiendo en que tenia algo morado en el brazo,  hasta que Carlos se dejó ver y mi abuela se callo.  Pero ya era tarde, Carlos se acercaba a mi,  dispuesto a averiguar que era lo que mi abuela no paraba de decir...

LA ESMERALDA PERDIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora