La Secretaria

¿Una vida fácil? No, no era eso precisamente lo que Katherine tenía, pero tampoco es que alguien pueda tenerlo ¿no?  Desde luego, trabajar de camarera en una cafetería cuando estaba preparada para dirigir cualquier empresa, con estudios en organización y gestión, economía, publicidad, contabilidad, manejo del ingles, francés, alemán e italiano, no ayudaba demasiado. 

Salía adelante como podía, sin ayuda, había dejado de ser la que era antes, su vida cambio tanto en tan poco tiempo.  Vivía en un pequeño apartamento, justo frente a la cafetería de Royer, en la que trabajaba.  En el piso de arriba vivía su hermano, Alan y su hija Esther, la madre de la pequeña murió en el parto y desde entonces Katherine se convirtió en una madre para su sobrina.  Su hermano necesitaba su ayuda y ella no dudaba en dársela.

Constantemente había ido empresa por empresa buscando trabajo, aunque fuera de secretaria, pero algo en lo que ella se sintiera útil, algo mas que servir hamburguesas y refrescos. Y al fin lo había logrado ¡Trabajaría para la empresa de publicidad Jonson! Seria la secretaria de Daniel Jonson, el director y dueño de la empresa.

Al fin parecía que todo estaba mejorando, con un mejor sueldo podría ayudar mas a su hermano y su sobrina.  Tenia mucho que celebrar y por eso quedo con su amiga Emilie.

La había conocido hacia tan solo tres años, cuando se mudo al barrio en que ahora vivía, sin conocerla de nada la chica la ayudo a encontrar trabajo, era una verdadera amiga.  Mas que aquellos que había considerado amigos y ahora le daban la espalda.  

Emilie era muy extrovertida y cansada de ver como ella pasaba día a día, trabajando en la cafetería y cuidando de su sobrina, insistía constantemente en que tenia que meter hombres en su vida.   No le estaba diciendo que encontrara un novio, simplemente que se divirtiera un poco.  Y es cuando termina haciendo caso por una vez a eso que le repite su amiga día a día, como comienza esta historia.    Con una noche, solo una noche desenfrenada de pasión, con un hombre al que no conoce, sin siquiera sabe su nombre.  Pero después de todo no volverá a verle, claro que no.   ¿Cómo iba a verle de nuevo? Ni siquiera sabia como se llamaba ¿Quién era?  No era nadie, solo. . . ¡Su nuevo jefe!