Katherine se removió despacio entre las suaves sabanas y sintió el calor de un cuerpo junto a ella, se giro despacio para encontrarse con ese rostro. El, el hombre del bar, ¿estaba en la cama? ¡¿Estaba en su cama?!
Se incorporo sosteniendo la sabana alrededor de su cuerpo, recordando poco a poco todo lo que había pasado. Las manos de el en su cuerpo, sus besos, su olor, su calor, se giro para mirarle y no pudo evitar sonreír. Había sido una noche fantástica, lo único de lo que se podía arrepentir era de no volver a repetirlo.
-¿Pero que estas diciendo Katherine? –Se reprendió en voz baja a ella misma, esto no volvería a ocurrir. Por supuesto que no, con nadie y menos aun con el. Claro que no, no volvería a verle nunca. Salio de la cama silenciosamente y con el máximo cuidado posible fue recogiendo su ropa por la habitación. Se encerró en el baño para vestirse y peinarse un poco, parada frente al espejo se observaba sin poder parar de reír como una tonta. Estaba feliz, probablemente no debería estarlo tanto, pero no podía evitarlo.
Puede que Emilie tuviera razón después de todo, necesitaba esto, necesitaba ser libre y esta noche lo había sido. Cuando salio del baño camino por la habitación descalza para no despertar al hombre que permanecía dormido en la cama. Se acerco a el y le observo, no sabia su nombre, no sabia quien era, pero podría asegurar que le conocía mas que nadie después de esa noche. Observo su pecho desnudo moviéndose al ritmo de su respiración, sus fuertes brazos sobre la sabana, sus labios entreabiertos y por un momento deseo regresar a esa cama, junto el. Sacudió la cabeza tratando de regresar a la realidad ¿se había vuelto loca? Tenia que salir de allí cuanto antes, miro el reloj de la mesilla, eran las seis de la mañana. Lo mejor era que regresara a casa cuanto antes.
Evitando volver a poner sus ojos sobre el hombre que la tentaba camino hacia la salida de la habitación, cerrando con sumo cuidado.
Estaba segura de que mientras caminaba hacia la salida del hotel todos los ojos se posaban en ella, nada mas por la felicidad que irradiaba. Su sonrisa estaba marcada en el rostro y no se borraría durante mucho tiempo, eso era algo seguro. Rápidamente se dirigió hacia su coche y una vez dentro respiro con tranquilidad, había logrado salir de allí sin que el despertara, sin preguntas, sin enfrentarse a esos penetrantes ojos.
Simplemente había ocurrido y ya esta, no seria mas que un bonito recuerdo, el mejor en mucho tiempo.
-¡Lo sabia! –Katherine se sobresalto al oír el grito de su amiga a sus espaldas, nada mas entrar a su departamento -¡Has pasado la noche con el! ¡Con ese bombón! ¡¿Cómo te fue?! ¡Tienes que contármelo todo!
-¿Emilie? –ella llevo la mano a su pecho tratando de tranquilizarse -¿Qué haces aquí?
-Esperarte –Emilie amplio su sonrisa y se levanto del sofá en el que al parecer había estado durmiendo –No estaba segura de que al final aprovecharas la situación, a veces eres demasiado mojigata. Así que le pedí a tu hermano la llave del apartamento para esperarte.
-¿Te has colado en mi apartamento para averiguar que paso? –No daba crédito a lo que oía, realmente su amiga estaba muy loca.
-Si –Emilie asentía con la cabeza sin parar –Y ahora cuéntame ¿Qué paso?
-¿Qué paso? –No estaba muy segura de lo que había pasado, solo como habian terminado –Estoy cansada, quiero dormir
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La Secretaria
Romance¿Por qué no? Liberarse, divertirse, solo una vez, una noche ¿Qué podía pasar? Constantemente su amiga Emilie insistía en ello y al final se decidió, ella Katherine Wolfth actuando sin pensar en las consecuencias. Pero solo seria una noche, después d...