10
-¡Simplemente es hermoso! -dije ilusionada, mirando por la ventanilla en el mar uno que otro barco.
-Dian, deberías controlar tu emoción.. -dijo mi madre, ya que el taxista nos miraba muy raro.
Tal vez parecía una niña pequeña, pero mi emoción e ilusión eran más grandes que mi orgullo.
-¡Mamá! ¿Iremos al mar? -pregunté, el taxi se estacionó en un hotel.
-Primero a comer. Mario tiene hambre -Mario asintió.
El otro taxi dónde iba la familia de Erik, se estacionó detrás de nosotros, me bajé ansiosa, apenas respiré el aire de Veracruz, me sentía pesada, y el sudor comenzaba a correr por todo mi cuerpo. Pero daba igual, ahora tenía que disfrutar y ser feliz.
-"Hotel Novo Mar" -leyó Mario en voz alta. Acompañado de un silbido.
-¡Grandioso! -pegué un brinquito y comencé a subir las escaleras para entrar al hotel.
Mario imitó mi acción, y los botoneros salieron a nuestro encuentro para llevar las maletas.
-¡Hola! -saludé a la recepcionista, ella me sonrió levantando una ceja.
Mario me tomo de los hombros alejándome de ahí, acompañado de una sonrisa.
-Ven aquí, vamos a comer.. -dijo tomando mi mano.
-Espera.. -me giré a buscar a Erik, en cuánto lo vi, le hice una seña para que viniera así lo hizo- ¡Vamos Erik! ¡A las habitaciones!
-Pero.. Yo quiero comer.. -Mario hizo puchero.
-Y no nos han dado las habitaciones.. -concluyó Erik.
-¡Que importa! ¡Vamos! -tomé la mano de Erik junto con Mario y entramos al elevador.
Apreté el botón del segundo piso, ya había venido otras veces, pero hace años, y según yo, ahí estaba la piscina.
-¿Que hay en el segundo piso? -pregunto Mario confundido.
-Pues si no me equivoco, esta la piscina.
El elevador se detuvo, salí disparada al pasillo, unos sillones y habitaciones.
-Mm.. ¡Es por haya! -señalé el pasillo izquierdo.
-¿Segura? -dijo Erik buscando algo en el pasillo.
En la pared, había un cartel con flecha que indicaba dónde estaba la piscina.
-¡Sí! ¡Vamos!
Comencé a correr por el pasillo indicado, a lo lejos, vi la piscina.
-¡SIIIIIIIIIIIIII! ¡VAMOS! ¡VENGAAN! -les grite.
Erik me vio sonriendo.
-Tranquila, Dian. Pareces borracha.
-¡Pero Mario! ¡Ve esto! -me agache a tocar el agua con la mano, estaba tibia- ¡Mira!
Mi amigo se acercó, agachándose y aproveche para empujarlo al agua.
-¡Dian! -Erik reía cómo loco. Mientras Mario salía a la superficie con el ceño fruncido.
-Yo quería comer. -dijo, poniendo sus manos en la escalera que estaba ahí.
Me alejé un poco, después solté en el suelo mi mochila y corrí a la piscina, salté al agua, me sentía muy feliz, no había palabras para describirlo. Comencé a nadar hasta Mario.
-¡Loca! -me gritó él.
-Cállate. -puse mis manos en su cabeza y la hundí como por 3 segundos.
Al rato, mi madre y la madre de Erik llegaron con una cara no muy bonita, nos dieron las llaves de la habitación, la habitación tenía una cama matrimonial y una individual, teníamos que ponernos de acuerdo. De echo, ahora estábamos Mario y yo empapados en la habitación, mientras Erik sentado en una de las camas.
-Yo digo que ustedes dos en la matrimonial, y yo en la individual. -propuse.
-No, yo no me quiero quedar en esa cama -chilló Erik.
-Tienes razón, ustedes dos en la individual y yo en la matrimonial..
-¿Que? ¡No! Me refiero a que no me quiero quedar con Mario..
-¿Entonces que propones?
-Tú con Mario y yo en la individual, más fácil -se cruzó de brazos.
-¡Mejor ustedes dos en la individual y yo en la matrimonial!
Erik rodó los ojos.
Al final quedamos así; Mario y yo en la matrimonial, y Erik en la individual. Ósea que tomamos la propuesta de Erik.
-Oye Dian -llamó Erik, sentado en su cama, mientras yo acomodaba mi ropa.
-Yo.. Ah.. No quiero que pienses en lo pasado..
Hay no no no no, ¡Ya sacó el tema!
-Quiero que.. Quedemos cómo amigos.. Sin rencor -sonrió.
-Ok.
¿¡Enserio Dian!? ¿Sólo Ok? ¡Dile algo más tonta!
-Me parece bien Erik -le dije- Perfecto, lo pasado..
-Pisado. -terminó él sonriendo.
Le devolví el gesto.
-¡Que delicioso! -exclamó mi madre, comiendo de su coco.
-Sabroso -le dijo Anna, la madre de Erik. - ¿No lo creen? -nos preguntó a los tres.
-Si, está buenísimo -contesté sonriendo. Mario se levantó, viendo el mar. Ya eran cómo las 5:00pm. Y se veía hermoso.
-Dian, vamos a ver el atardecer, ven -Mario me ofreció su mano, para levantarme de la arena. Con gusto la tomé, caminamos hasta la orilla, dónde las olas del mar llegaban levemente.
El agua se veía rojiza, y estaba algo fría, pero era algo que podía aguantar. Mario tomó mi mano, para entrar más al agua, entramos hasta dónde el agua me llegaba a las rodillas.
-Es hermoso.. -susurró, viendo hacía delante.
-Es perfecto..
Mario sonrió, viéndome.
-Te quiero.. -me dijo.