Capítulo 1

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Me despierto cansada, con dolor de cabeza y una enorme resaca.

¿Qué rayos me había pasado?

La noche anterior no había sido la mejor de todas. Por suerte mis padres no lo saben...supongo.

Unas imágenes borrosas aparecen en mi mente.

Esto es normal en mí, salir a festear, hacer desmadre, malas palabras, pero no drogarme o pasarme con el alcohol, siempre soy yo quien arrastraba a mis amigas hasta sus casas. Pero esta vez, no fué así..

Me había ido con mis compañeras del instituto a "estudiar".

Si, claro, todas sabíamos a lo que ibamos.

Megan, mi "mejor amiga" -si así se le puede llamar- me llevó a mi y a otras dos desmadrosas a la discoteca en un deportivo azul, llegamos y comenzamos a bailar con cualquier tipo que se nos cruzara.

Cada chico nos invitaba a tragos, trago tras trago, la noche se hacia divertida y cada vez mejor, yo cada vez era menos consiente de lo que hacia, ví a mis perras revolcándose con unos borrachos -maldeciría a Megan si me ocurría lo mismo- juré que no me acostaría con nadie esa noche.

No era de esas estúpidas sobrepasadas que se acuestan con cualquier cosa que tenga un pene.

Recuerdo que tomé el bolso de Megan, saqué las llaves del deportivo -hermoso, talves lo robaria algún día- caminé como pude hasta la salida del antro, me tropezaba con el puto aire.

 ¿Tan mal estaba?.

Llegé al parqueo y gracias a las fuerzas divinas encontré el auto. Noté que alguien se subió en el asiento del copiloto, hice caso omiso.

En ese momento, solo me concentraba en no morir.

Cuando me disponía a encender el auto, el chico posó su mano en mi rodilla y fué subiendo...

Ese tipo queria sexo salvaje SIN condón. No tenia la menor duda.

—Hola hermosa, ¿Por qué tan sola? —rozaba su mano en mi mejilla— Vamos a divertirnos un rato, si quieres aquí mismo —él cada vez estaba mas cerca.

Yo tenía la cabeza dando vueltas, no entendí bien las palabras de aquel tipo, una cosa sí sabía, él se estaba propasando y eso no lo permitiría.

—¡Vete a la jodida mierda estorbo! —Me quité las manos de él de encima.

—Uhh, chica ruda, me gusta —Me regaló esa sonrisa de comercial.

El chico me tomó de las mejillas y me besó a la fuerza.

No debiste hacer eso.

Le dí un puñetazo en el rostro, no muy fuerte como acostumbraba hacerlo. Pero sé que le dolió.

—Déjate de tonterías primor —su cara ardía— Hoy serás mía.

El sacó una inyección de su pantalón y la clavó en mi cuello, haciendo que cayera desmayada en el asiento del conductor...

Eso es todo lo que recuerdo.

En este momento me siento insegura... No, solo son unas ganas de vomitar que invaden mi sistema digestivo.

¿Cómo llegué a mi casa? ¿Lo hice con aquel chico? ¿Mis perras estaban bien?

Ninguna tendrá respuesta si me quedo allí sentada, me levanto de la cama, abro la puerta de mí habitación y miro hacía afuera.

Genial. No hay nadie.

Mi borrosa vista choca con la puerta "azulita de niño" que da a la habitación de mi hermano.

Chicos de plástico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora