31. Verdades y un plan de rescate.

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MARK'S POV

-¡¿Dónde-está-mi hijo!? -pregunto gritando al doctor, marcando cada una de mis palabras con los dientes apretados.

De un momento a otro Peter ha desaparecido, nadie lo vio, nadie sabe nada. El doctor dice que salió a chequear a otro paciente y que cuando volvió, Peter ya no estaba.

-No lo sé señor Mark, ya se lo dije -responde él, temeroso.

-¡Ah por favor! -golpeo la pared de la habitación totalmente frustrado- ¿Dónde está mi hijo? -hago la pregunta en tono bajo, apoyándome en la pared, exasperado por está situación.

Mary Jean llora en brazos de su madre que permanecen sentadas en uno de los sillones de la habitación, una de sus hermanas también llora pero tan solo un poco, solo deja salir pequeños sollozos, la otra ya no llora pero su cara está lo suficientemente hinchada como para denotar su dolor. Mientras tanto, la prima de mi hijo está siendo consolada por el mejor amigo de mi hijo, y yo me abrazó a mi esposa buscando fuerzas en ella.

Jack y los chicos andan recorriendo todo el hospital junto a la enfermera encargada de mi hijo a ver si lo encuentran.

-Amor no te preocupes, sé que lo vamos a encontrar -Rose trata de tranquilizarme pero la presión del momento me hace actuar mal.

-¡¿Qué no me preocupe?! -expreso irónico- ¡Cómo rayos quieres que no me preocupe si a mi hijo alguien se lo llevó y quién sabe a donde y por qué! -elevo mi voz un poco, lo suficiente como para atraer la atención de Mary Jean y su familia que están ubicadas en un rincón de la habitación. Me arrepiento de inmediato de haberle contestado de esa forma-. Disculpa amor, no debí gritarte de esa manera.

-Tranquilo, tienes razón, es algo irónico decirte que no te preocupes en estos momentos -responde ella en un tono conciliador, entiende que esa reacción yo no la había pensado.

Los chicos y mi hijo mayor junto a la enfermera entran a la habitación con caras muy largas.

-¿No lo encontraron, verdad? -pregunto con la esperanza de que me dijeran que sí, que está en otra habitación, que todo fue una confusión.

-No papá, no lo encontramos -contesta mi hijo en su peor estado de derrota-Nadie sabe nada, nadie ha visto nada extraño... ¡rayos! Esto es tan frustante -su voz se rompe un poco al pronunciar su última oración.

Se sienta en uno de los sillones blancos de la habitación, enterrando su cabeza entre sus dos manos. Se le nota muy frustrado y preocupado.

-Mark y... Jack -Mary Jean se dirige a mi hijo y a mí.

-Vaya señora, a buena hora que usted me viene a hablar, ¿no cree que es un poco tarde para ello? Supongo que no se acordó en este momento del cariño que supuestamente me tenía, por hacer una suposición claro -recrimina fuertemente mi hijo a Mary Jean.

-¡Jack! -llamo la atención de mi hijo por haberse dirigido tan grosero a Mary Jean.

-Tienes razón Jack, pero quiero que sepas que siempre te recordaba -mi hijo resopla odiosamente-. Les tengo que decir algo, a ambos, y bueno creo que todos ustedes también pueden escuchar -se refiere a las demás personas que permanecen en la habitación, entre ellas, su familia, los chicos y mi esposa.

-¿Algo como qué? -inquiero dudoso.

-Es algo grave Mark, muy grave... yo... yo necesito hacer algo que debí haber hecho hace años -sus lágrimas ya recorren su rostro.

-¡Ah, es que es precisamente hoy cuando la señora decide hablar! -vuelve a recriminar Jack a Mary Jean en un tono más amargo.

Es extraño verlo tratar así a las personas pero lo entiendo porque está dolido y preocupado por su hermano más no dejaré tampoco que siga atacando a Mary Jean porque ella también está dolida.

Mi vida de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora