32. Un arriesgado rescate 2/2

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PETER'S POV

Chuck por nada del mundo se despega de mí, como si por alguna remota razón me pudiera mover de esta asquerosa silla. Él me observa con ojos amenazantes, con ojos de traición, puedo ver en ellos cuanto disfruta de mi sufrimiento, el hecho de que pronto me van a matar le causa diversión.

Aún no logro concebir como es que la persona que consideraba un amigo, la persona que hizo equipo conmigo en la universidad, es la misma persona que me traiciona ahora, es la misma persona que ahora es tan mentirosa que supera a George. No estaba allí por estudiar, estaba allí porque George le puso una misión que él cumplió y cumple a cavalidad. Ahora sí lo conozco, ahora sé que también es un psicópata más, que es una persona codiciosa y engañosa, un estafador, un traidor con título, una persona dominada por la avidez, altiva, sin amor al bien, indiscutiblemente un fiel prototipo de extorsión.

-Vas a pagar por tus engaños al igual que tu padre -le digo rudo pero lento. Como una amenaza.

-¿Cómo te atreves a hablarme así? Soy tu hermanastro y exijo el debido respeto  -replica de la forma más burlona que se permite.

-¡TÚ NO ERES NADA MIO INFELIZ! -esta vez grito totalmente airado por sus estúpidas insinuaciones.

El resultado de mi atrevimiento es un duro golpe nuevamente en mi rostro, inmediatamente comienzo a sentir el dolor haciendo de las suyas.

-Eso te pasa por no cuidar tu gran bocota. Nunca me caíste bien Peter Dylan, ni siguiera tu amiguito, no sabes cuanto he esperado este momento -expresa con el deseo vivo en su voz de hacerme sufrir.

George en ese momento entra a la habitación cerrando la puerta, en su mano izquierda hay un látigo, y en la derecha carga un maletín negro de plástico.

-Te daré libertad de elección Peter, ¿qué prefieres primero, látigo o... -abre la maleta negra dejándome ver su horroroso contenido- ...cuchillos? Tienes diez segundos para elegir.

No digo nada, solo me quedo observando muy nervioso la cantidad de cuchillos pequeños, medianos, grandes, en forma de serrucho, en forma de espada, el típico puñal, dispuestos todos sobre una almohadilla roja.

-Ponng -chirrea George sacándome de mi trance mental-. Se acabó el tiempo, lo siento renacuajo -menciona el infeliz con una gran sonrisa de orgullo-. Lo que significa que yo voy a elegir, y elijo... un cuchillo -dice como si estuviese cantando el billete ganador de la lotería.

¡Que obviedad! Un cuchillo, yo creo que si hubiese elegido látigo, él igual iba a tomar los cuchillos.

Toma un cuchillo pequeño con forma de espada y lo acerca a mi cuello. Yo como acto de reflejo impulso mi cuello hacia atrás, a causa de eso George me toma muy fuerte del cabello para dejar mi cabeza quieta advirtiendome con voz ruda que no la mueva o será peor. Vuelve a acercar el filo del metal a mi cuello y lo desliza de arriba hacia abajo haciendo presión sobre este, no puedo mover mi cabeza a causa de que George me tiene inmóvil, el dolor se vuelve cada vez más insoportable, mis gritos salen algo ahogados, la sangre me recorre el cuello y llega a mi pecho. Chuck sonríe divertido ante la escena.

El dolor, el miedo, la desesperación, la frustración, son sensaciones espantosas, que juntas son incapaces de ser controladas. Las lágrimas de dolor empiezan a recorrer mis mejillas. Ya no puedo más, George se está divirtiendo conmigo y yo no me puedo defender, los chicos no llegan a mi rescate. ¿Será que lo mejor es morir ahora? No aguanto más esta agonía emocional y ahora física.

George deja de deslizar la punta del cuchillo cuando llega a mi clavícula.

-¿Sabías que si presionaba un poco más no estarías vivo? -comenta con mucha diversión.

Mi vida de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora