Cap 11: Remordimiento, Tortura & Absolución.

485 29 23
                                    


Cap 11: Remordimiento, Tortura & Absolución.

El beso... Al principio, el pelirrojo trato de resistirse a dicho beso, y más por ese tinte de amor que sentía, eso no sería nada bueno, si el demonio se enamoraba de él causaría un gran, gran problema, y más porque a pesar de todo lo ya sucedido, tenía el deseo y la decisión de que quería rehacer las cosas con William, pero... pero con lo que acababa de hacer... sería complicado, mientras trascurría el beso, su cuerpo no le respondía a como él quería, y aunque quería negarse a eso, su cuerpo le estaba correspondiendo el beso al demonio, en cuanto pudo hacer reaccionar a voluntad su cuerpo, soltó un suspiro medio cansado y miro mal a Sebastián.

— ¿Qué planeas obtener con ese beso demonio?... Pregunto por qué después de semejante maltrato, que admito que yo suplique... No creas que ahora soy tuyo... Y si lo llegáramos a repetir tal cosa, generalmente declinaría de algo tan cruel, te recuerdo que me rompiste un hombro, y seguramente como inútil demonio, no tienes poderes curativos...- El pelirrojo suspiro de mal modo, se sentó en su cama y apoyo su mano en dicho hombro y en cuestión de instantes se curó dicha fractura. —Mucho mejor...-

—Oh que lastima Grell-San, realmente es divertido hacerlo así de sádico, pero claro yo puedo adaptarme a usted, ya que mi deseo por usted una vez que despertó, será muy difícil que se vaya... - Salió de la voz de demoniaco ser en un susurro con un tono sensual y aterciopelado, para acto seguido le dedico una sonrisa completamente ladina.

—Vaya... Así que será difícil... Bueno sigue intentando si es lo que se te antoja, porque te dije que era solo una vez... Yo... Estoy enamorado de alguien más... Y por ser la maldita basura que soy, le he lastimado, No... Le he destrozado además ahora contigo yo le he traicionado... Ciertamente no sé que voy a hacer...- El pelirrojo miro hacia un lado realmente estaba más que decepcionado de si mismo...

—Yare yare~ Grell-San, ¿No cree que se complica demasiado las cosas? Usted me había contado que las cosas con ese shinigami que es su jefe iban muy mal desde hace tiempo, y hasta usted había abusado de él, además que este no tiene ánimo alguno de continuar viviendo... Entonces... ¿Qué hace luchando por él, porque no se queda conmigo?... Puedo darle absolutamente lo que usted pida y desee...- Decía muy seguro de sí mismo el demonio.

Ante estas palabras, Grell no supo si tomarlas como una ofensa, una burla o su maldita y cruel realidad... Sin animo alguno suspiro y miro de mala forma al demonio. —Sabes... Sebastián... No creo que en verdad puedas darme lo que deseo... A menos que termine de perder la casi tan nula cordura que me queda y pida que me mates... Pero ni eso puedo pedir, soy un cobarde... Por el momento vete... Quiero quedarme solo... -

El ojirojo torció la boca en una mueca de fastidio, las cosas no se iban a quedar así, ahora quería al pelirrojo para él, y no le importara lo que tenga que hacer para quedárselo, si eso incluye asesinar a William, lo hará... Todo, absolutamente todo por quedarse con ese pelirrojo que ahora le encantaba...

De muy mala gana Sebastián salió de la cama y comenzó a ataviarse con su típico traje de mayordomo y se fue del lugar, dejando al pelirrojo solo nuevamente, él cual suspiro y en un arranque de ira jalo las sabanas de la cama y las quemo, no quería volver a ver las sabanas que compartió con Sebastián.

Grell se quedo sentado en medio de esa cama, completamente pensativo hasta el punto en el que se quedo medio ido.

Las horas comenzaron a pasar lentamente, y la culpa así como el dolor se hacía presentas en Grell, realmente se estaba volviendo un ser cada vez más despreciable y detestable, no podía concebir el hecho de que se había acostado con Sebastián, Pero sobre todo el hecho de que una vez más había traicionado a William... Dejo pasar unas horas hasta que se hizo de madrugada, ya se había duchado más de 3 veces, pero él seguía oliendo a demonio y eso le empezaba a repugnar.

Nunca MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora