Capítulo 4

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Pov Ainara:

Me desperté cuando abrí los ojos. Estaba en una enorme habitación que parecía salida de una película de la época medieval, los armarios, el escritorio... Todo. Me incorpore de la cama sobre la que me encontraba las sabanas eran de seda color blanco con bordados en oro parecían recién puestas ya que estaban demasiado estiradas. Cuando logre levantarme me puse a andar por la habitación buscando algo que me diese alguna pista para saber de quien era esa hermosa habitación pero no había ninguna foto, ni siquiera cuadros, todo parecía recién salido de una revista de decoración.

Me acerque al escritorio había un pergamino y una pluma con tinta pero nada escrito en el, tenia un aspecto tan antiguo que temía tocarlo por miedo a que se rompiese.

Fui hasta la enorme puerta para intentar salir, si estaba en el castillo de los Vulturis no me dejarían vivir mucho tiempo y por mínima que fuese la oportunidad de escapar lo intentaría, tampoco pensé demasiado en la posibilidad de encontrarme con alguno de ellos por los pasillos, ya había tenido demasiadas historias de vampiros por un día.

Intente empujar la puerta pero estaba cerrada con llave, oí voces al otro lado eran unas voces hermosas en el libro decían que tenían voces muy bonitas, pero no se podían comparar con nada, eran indescriptibles, si los ángeles existían aquellas debían de ser sus voces sin duda alguna, me podría quedar todo el día escuchándolas sin cansarme.

De repente alguien abrió la puerta de la habitación en la que me encontraba haciéndome caer al suelo por la impresión y entro el hermoso y mortal Alec Vulturi. Me quede como atontada mirando su rostro, hasta que me dijo que le siguiese.

Salí por la puerta detrás de él sin dudarlo, me veía capaz de hacer cualquier cosa que el portador de esa voz me dijese, me estuve fijando en como andaba era como si no tocase el suelo con los pies, de repente me sentí indigna de mirarle el era tan hermoso, perfecto y mortal, estaba segura de que podría acabar conmigo sin despeinarse y eso solo lograba estremecerme mas.

Me llevo hasta la sala de tronos, eso no hizo otra cosa mas que preocuparme, no quería tener que verme otra vez las caras con los vampiros, la imagen de ellos alimentándose todavía seguía en mi mente y estaba segura de que continuaría allí por mucho tiempo mas, una vez dentro Aro empezó a hablar sin darme tiempo a recuperarme después de volver a verlo:

- Humana ¿ quien eres?- yo estaba totalmente desconcertada ¿porque me preguntaba mi nombre cuando estaba a punto de matarme?

- Aro deberíamos matarla no es mas que una humana.- dijo el rubio Cayo con tono aburrido, como si yo no fuese nada importante para él, ¿como iba a ser alguien importante cuando podrían matarme sin levantarse de sus tronos? Debía admitir que ese vampiro si que daba miedo, era incapaz de centrar mi mirada en él.

- Creo que nos puede ser de utilidad hermano, su don es magnifico.- respondió Aro con mucha calma. ¿Yo tenía un don? no me lo podía creer siempre había soñado con tener un don y ahora el líder de los Vulturis decía que tenía un don ¡era increíble! Tuve que contenerme para no preguntarle cual era. Al escuchar aquellas palabras casi había olvidado al siniestro vampiro rubio que seguía sentado en su trono con ganas de matarme.

- ¿De verdad? cual es.- lepregunto Cayo, empezando a interesarse, se inclino hacia delante en su trono con la mirada fija en mi persona como me viese de verdad por primera vez.- Su don es.....



Triangulo amoroso dos Vulturis y una humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora