Behind his gaze •1•

#3

Sin hacer esperar más a mi corazón, la abrí. Había una carta bastante larga, pero era de ella, de eso no cabía la menor duda. Lo que más llamó mi atención, fue ver grabado en la hoja sus labios con el pintalabios crema que siempre usaba. Y sin más despistes, empecé a leer.

"Hola pequeña, si estás leyendo esto es que mi hora llegó y ya no estoy junto a ti y también que tu hermano cumplió con nuestra promesa. Dentro de esta caja hay tres regalos que una vez tu abuela me regaló a mi por mis 18. ¡Que tiempos aquellos! Quiero decirte que estoy muy orgullosa de ti y de todo lo que has conseguido. Sé que no siempre te lo dije, pero que sepas que lo sentía siempre en mi corazón. No sé cuando habrá pasado desde que no estoy, pero quiero que sepas que desde donde quiera que esté,  estaré velando por tus sueños, por ti. Te quiero pequeña, eso nunca lo olvides.

Quiero que me prometas que aunque no esté, seguirás hacia delante como una campeona, que lucharás por tus sueños y que jamás te rendirás, ¿prometido?

¡Oh mi princesa!, 18 años ya. Eres todo una mujer y seguro que eres la chica mas hermosa que existe. Si lo digo yo es verdad, nadie me dirá a mi jamás lo contrario. Vive, ama y sé feliz. Cuida de tu hermano, que a pesar de ser el mayor, a veces se le sube la fama a la cabeza y se olvida de donde creció.

¿Que más decir? No sé, es muy difícil explicar lo mucho que significas para mi, en una hoja, cuando debería decírtelo a la cara, para que veas como con cada letra que escribo una lágrima cae por mi mejilla. No quiero que estés tristes, ni llores por mi partida, debes ser fuerte y demostrarle al mundo lo valiente que eres.

Después de todo lo que te he dicho, lo último que me queda decirte pequeña, es un consejo de madre a hija, nunca llores por un chico, no vale la pena. Porque llegará uno que te hará hacer mil cosas por él y te hará sentir millones de mariposas en el estómago y ese, cariño, será el amor de tu vida.

Te quiero pequeña, jamás lo olvides"

Las lágrimas corrían por mis mejillas. Mi madre era hermosa, en muchos sentidos, para mí, era la mejor de todas. Cuando estaba mal, sabía que decir para hacerme sentir bien. La amaba y la seguiré amando por ello. Dejé la carta a un lado y abrí la caja. En ella había tres caja pequeñas envueltas en papel de ensueño, tal y como había dicho mi madre. Primero, cogí la caja pequeña, rompí con cuidado el papel y la abrí. En ella había un collar de perlas hermoso, era increíblemente radiante, junto a ellos unos pendientes a juego, más hermoso aún, si cabía. Mi madre había escrito algo en un papel que había dentro.

"Espero te gusten, la abuela tenía buen gusto para todo".

Realmente, tenia buen gusto, aquello era precioso. Dejé a un lado el conjunto y cogí la caja que era un poco mas grande, pesaba, así que supuse que aquello era algo mas grande. Cuando la abrí, me sorprendió saber que era. Un par de tacones altos, eran blancos perla. Otra nota acompañaba los zapatos.

"Con el paso de los años he tenido que renovarlos, tu abuela me los regaló en rojo, y yo quería que fueran blancos, para ti. Espero que te sirvan, el último número que compre fue el que tenías con quince años"

Ha pasado tiempo pero, muy a mi pesar, sigo teniendo el mismo pie que cuando tenía quince. Eso es bueno. Viendo lo que había en las dos cajas anteriores, supuse que era lo que habría en la caja mas grande. Cuando la abrí, mis sospechas fueron acertadas. Dentro, bien colocado, había un vestido rojo eléctrico. Era de ensueño. Antes de sacarlo, leí la última nota.

"Al igual que los zapatos, tuve que renovar el vestido. No compré uno nuevo, ya que las cosas en casa no estaba para ello, pero lo llevé a la costurera para hacerle unos arreglos. Espero que se vea hermoso en ti, como una vez se vio hermoso en tu abuela y en mi".

Lo saqué y no podía creer lo hermoso que era. Bello se quedaba corto cuando lo veías. Esa nochevieja, mi hermano luciría de hermana radiante. Eso lo sabía.