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Maratón (3/3)

Esa voz, me era mas que conocida, y ahora sabía de quien era. Austin. Pero, ¿cómo había conseguido mi número? Mi mirada voló a la de mi hermano y este sonrió. Esto si que no me lo esperaba.

-Hola Austin, ¿querías algo?

-A ti... -susurró muy abajo, tanto que solo yo lo escuché. ¿Estaba borracho?

-¿Estás bien? -pregunté un poco preocupada.

-Sí, solo que te marchastes sin mi...

¿Por qué siento que él esta haciendo un puchero? Estas delirando. Posiblemente.

-¿Ibas a venir con nosotros? -pregunté, sin saber su respuesta.

Es verdad que había aceptado su ayuda durante estos dos meses que se venían por delante, pero no había acordado la fecha de inicio, ni siquiera sabia cuando se marchaba mi hermano.

-¿Cuándo se va tu hermano? -me preguntó.

-No lo sé, debo preguntar primero y...

-Vale, ya tienes mi número. Solo avísame cuando sepas algo hermosa. -me interrumpió.

Colgué la llamada después de despedirnos. No sabia como tomarme el echo de haber besado a Christopher y luego haber aceptado la ayuda de Austin. Él era mi amor platónico, y saber que iba a estar a "solas" con él, era cumplir uno de mis sueños, ese que escribes en la lista de Cosas que hacer antes de morir. Todo el mundo tiene una y yo no me quedo atrás.

Me hizo mucha gracia ver a Joel y Erick medio borrachos. Decían cosas sin sentidos, pensé que en algún momento del trayecto hasta el hotel, uno de los dos acabaría vomitando o desmayándose. En mas de una ocasión, Zabdiel tuvo que pegarle una cachetada a los chicos. Lo que me inquietaba era como a Erick, menor para beber, le dieron alcohol.

Al llegar al hotel, los chicos ayudaron a los borrachos a salir del coche y a subir a las habitaciones. Yo me quedé en el coche sintiendo un dolor de cabeza mortal. Necesitaba llegar a casa y acostarme. Jamás vuelvo a beber así. Prometido.

Mi hermano no tardo en llegar al coche. Al entrar empezó a reírse de mí. La postura que había adoptado en el sillón del coche se había vuelto de niña pequeña. Me había echo una pelotita.

-¿Te duele la cabeza? -preguntó sentándose enfrente de mí -No te preocupes esta noche me quedo en casa y te cuido...

Amaba cuando mi hermano se preocupaba por mi y hacia de padre conmigo. Nunca conocí al mio, así que Ricky siempre intentaba tratarme como un padre, para que supiera como era sentir a un padre cuidarte. Y se lo agradecería toda la vida.

-¿Cuándo te vas? -pregunté.

-Pues... Mañana por la noche -dijo.

Tendría toda la noche para estar con él, pero obviamente, no contaba, por que estaría como la bella durmiente. Pero mañana haría lo que fuera por estar todo el día con él antes de que cogiera ese vuelo, a saber donde. De algo estaba muy segura, lo echaría de menos. Por todo. Su mirada se fijo seriamente en mi y hablo.

-Así que dando besos en año nuevo...

¿Qué? Definitivamente estaba muerta...

Behind his gaze •1•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora