Segunda: Beth

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Salir con Daryl no era un problema en su familia, la diferencia de edad ni sus vidas pasadas eran problema para cualquiera de ellos pero en el exterior la gente los llenaba de miradas curiosas y Daryl sentía un poco de vergüenza, no porque lo amara sino porque no quería que dijeran palabras crueles para ella o de alguna manera se burlaran.

Pero Beth, no podía amar más a un hombre así que se lo repetía constantemente, ya sea por teléfono o en persona, y mientras cada uno trataba de resolver sus inseguridades el tiempo de la escuela se terminó y el momento de las decisiones importantes llegó ¿Quedarse en Chicago o regresar a casa? Beth se había encariñado con la ciudad a pesar de todo pero sabía que vivir ahí también significaba que se separaría de Daryl.

Porque a él le gustaba el Georgia, una tierra caliente y lejos de las grandes ciudades, le gustaba cazar además amaba la granja incluso más que ella lo hacía pero Beth quería explorar por sí misma, crear un espacio por sus propias fuerzas. Tardó mucho tiempo en decidirse, a veces llegaba a comentar cosas con Daryl pero eran tan escuetos todo lo que hablaban al respecto que ella suponía que Daryl no pensaría en ello.

En ocasiones a ella se le olvidaba que Daryl estaba pendiente de todo por lo que notaría su dilema, se dio cuenta de su error cuando un día ella volvió a la granja. Ambos cabalgaron por los campos por largo rato, siendo Beth la campeona porque Daryl no tenía tanta confianza con los equinos como ella.

Mientras volvían, el caballo caminando con pereza sobre el pastizal y a veces deteniéndose a comer algo de hierba es que por fin Daryl tomó la palabra, como una manera de darle a Beth una opción.

—Yo sé que lo piensas mucho, tú puedes esperar grandes cosas... que yo no puedo darte— exclamó él con cierta tristeza.

Beth sintió que su corazón latía muy fuerte porque tal vez Daryl quería terminar con ella —Yo no te pido nada Daryl—.

—Una de las muchas cosas que me gustan de ti— contestó él con ligero rubor en los pómulos.

Beth sonrió, como adoraba esa timidez a pesar de llevar más de un año juntos, ella no pudo evitar estirar su mano para atrapar un dedo de él porque si planeaba terminar con ella Beth pensaba torcerle un dedo: de ninguna iba a permitir eso.

—A mí me encantaría seguir trabajando para tu familia pero sé que quieres la aventura de la ciudad. En cualquier otra situación y para cualquier otra persona yo diría que no vale la pena seguir esperando por esta relación a distancia...así que solo— Daryl se liberó del toque de ella y se llevó una mano a la boca.

—No— ella le interrumpió —Me puedo arrepentir de todas las cosas que pasen en el futuro pero dejarte ir sería una que nunca perdonaría así que no—.

—Yo tampoco quiero eso— respondió Daryl con sorpresa —Yo de hecho, renté un piso pequeño en Wilcountry. Los dos tendríamos que viajar todos los días: tú para Atlanta y yo con tu padre pero es un punto medio—.

Beth abrió la boca muy grande — ¿Me estas pidiendo que me mude contigo? —.

Daryl se puso de varios colores antes de aceptar —Pero debes saber que es muy pequeñito—.

Y así fue como ambos dejaron de preocuparse y se mudaron juntos, su padre estaba nervioso y emocionado a la vez, esa navidad ellos fueron la novedad. Por un año vivieron ese pequeño apartamento solo ellos, era complicado con sus sueldos pero juntos hacían maravillas. Beth además de su trabajo técnico comenzó a vender galletas y Daryl construía muebles que Beth vendía online.

Como una pareja construyeron un pequeño capital, Beth era tan feliz que no podía dejar de creer que algo malo pasaría y arruinaría su felicidad pero no esperaba lo que vino después. Ella estaba tan tranquila hasta que una mañana Beth sufrió un atropello por una bicicleta, no fue serio pero ella tuvo que ir al doctor por puntadas en la pierna.

Cinco navidades (bethyl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora