Cinco navidades (bethyl)

Tercera: Daryl

Daryl sonrió ante el brillo de las luces, eran parpadeos constantes de distintos colores pero de nuevo se apagaron y Daryl maldijo por lo bajo, se había cansado de buscar cual era el foco defectuoso pero no quería tirarla a la basura solo porque había uno que arruinaba los demás.

—Puedes rendirte si quieres— la enorme sonrisa de Beth lo lleno de alegría.

—No— contestó.

Ella soltó una risita y se sentó junto a él, colocó su mano en el brazo de Daryl y lo besó en los labios. Vaya, esta era una de sus navidades favoritas, en el top tres cuando lo pensaba mejor pero habían pasado mucho para poder disfrutar de estas fechas.

Desde que habían decidido que lo iban a intentar en verdad habían tratado de todo para que funcionara, la distancia era el principal obstáculo seguida de problemas para mantener la relación en secreto por si las cosas no funcionaban tan bien como se esperaba, porque ellos no querían que la gran relación de la familia se rompiera.

Eso y Beth no quería que Daryl perdiera su trabajo, y Daryl estaba tratando de lidiar con el hecho de que salía con una chica que era más joven que él, aunque estaba cerca de cumplir 21para aligerar su carga pero aún no lo hacía además eso no cambiaría sus edades y que ella tenía un futuro prometedor y brillante que él podía arruinar. Sin pensar en los chicos que deberían perseguirla en la escuela.

No, las cosas no eran fáciles pero cuando la tenía en sus brazos, cuando ella le susurraba cosas bonitas y en especial cuando se besaban todo eso valía la pena. Beth ahora rentaba un departamento con Gareth y otra chica llamada Tara así que podía visitarla sin sentirse tan incómodo.

La primera vez que fue a Chicago estaba muy nerviosa, era la primera vez que salía de Georgia pero deseaba tanto verla que tomó un vuelo para encontrarse con ella. También era la primera vez que volaba así que las náuseas aparecieron. Chicago era muy activo, lleno de personas y todo eso ponía mayor tensión.

Sin embargo, consiguió llegar para ser recibido por Gareth y su mal trato porque necesitaba vengarse de lo que Merle e involuntariamente Daryl le habían hecho. Daryl soportó de todo así que cuando Beth llegó a su apartamento y lo encontró valió la pena.

Durante más de un año habían logrado mantener su relación porque ambos pusieron de su parte para que funcionara, porque a pesar de sus resistencias y los obstáculos se amaban. Un amor que parecía atraer al otro como una fuerza inexplicable hasta ponerlos en el mismo ambiente aún sin que ellos lo hubieran planeado.

Esa era la única manera que tenía para explicar cómo es que habían llegado a ese momento, porque solo habían sido coincidencias. Annette había hablado con su hija por teléfono sobre la cena navideña, en años pasados Beth había llegado antes pero ese año ella tenía deberes que entregar y en su trabajo no dejarían que se marchara antes de dos días así que prometió llegar por lo menos un día antes.

Daryl moría por verla y bajo un pretexto absurdo pidió unos días, dijo que iba de viaje por algo. Sabía que era un comportamiento inusual en él pero se tragó todas las miradas curiosas tanto como podía y viajó a Chicago para poder pasar unos días con ella a solas sin tener ese deseo de besarla frente a sus padres. Después los dos viajarían a su casa y dirían que era una coincidencia.

Gareth y Tara se habían ido así que el departamento era para ellos y Beth aún con todas sus actividades no tenía mucho tiempo libre así que Daryl decidió arreglar para ella, decorar navideño con lo que ella usaba. De esa manera acabó peleando con las luces que era lo único que faltaba de colocar en la ventana.

Beth le besó en los labios de nuevo y le pidió que lo dejara por la paz y cenara, mañana debían tomar un vuelo muy temprano para reunirse con los demás, por lo menos en el plan original porque al levantarse vieron la tormenta de nieve más monstruosa que los dos conocieran. Todos los vuelos fueron cancelados y Beth tuvo que llamar a su madre para explicarle que por desgracia no pasaría navidad con ellos.