Mirror Of Worlds (Español/Latino)

EPISODIO II: SOY UN REFLEJO

Todo había transcurrido tan rápidamente como una bala al ser disparada de su fusil. Estuve a punto de volverme loca de tan increíble que todo era. Todo lo que estaba sucediendo era tanto para mi pequeña y torpe cabeza, que llegué a pellizcarme para ver si era un sueño. Lamentablemente, me dolió y no desperté.

-Buenas tardes, señorita.

Dijo con voz pasiva un joven de cabello castaño y voluminoso, con orejas exageradamente alargadas. Me pareció conocido por alguna razón.

-¿Quién eres? ¿Dónde estoy? y ¿Qué hago aquí?- Respondí con voz temblorosa e incómoda.

-Hey, chica, no te sulfures; Estoy aquí porque fui enviado a buscarte. Somos aliados, no te preocupes; No te haré daño.

Me dijo con tono burlón. De seguro no sabía por lo que había acabado de pasar... Él intentó acercarse lentamente a mí con su gran sonrisa; Tendiéndome su mano, pero le golpeé con la palma de la mía sin pensarlo. Por alguna razón había quedado traumada con el hombre de Smoking que intentó tendérmela también. Recordé todo en ese instante y de nuevo quedé atónita. Fueron recuerdos vanos, que después desaparecieron; Dejándome tan sólo la horrible sensación en mi mente... Me levanté con los ojos cerrados y salí corriendo como pude de allí con todas las fuerzas que me quedaban, pero el chico me alcanzó con gran facilidad y me detuvo cuando estuve a punto de caer de un acantilado.

-¡Hey! ¿¡Estás loca!? ¿¿¡Por qué carajos hiciste eso!?? Por los dioses, casi mueres. ¿Quieres rendirte sin siquiera haber dado la pelea?

Yo estaba ruborizada y pálida al mismo tiempo. No sabía si agradecerle por haberme salvado, o enfadarme con él por haber sido el primer hombre que me tenía entre sus brazos.

-¡¡Suéltame!!- Le grité con tono imponente intentando ocultar mi debilidad, pero por cosas del destino me desmayé justo en sus brazos. ¿Escena siguiente? El gran tonto cargándome en "burrito" en su espalda.

-Despertaste, qué alivio. Me tenías un poco preocupado. Aunque en el fondo sabía que con esa gran cabeza hueca tuya no había forma de que te sucediera algo.- Me dijo, soltando al instante una carcajada. No podía creer que me haya tocado aguantarme a ése idiota.

-Te llevaré a mi casa. No es muy vistosa, pero podrás descansar. Te prepararé algo de comida para que te repongas.- Me dijo con gran gentileza.-De seguro has de estar hambrienta por el viaje...

Al parecer ya sabía un poco acerca del viaje y del cómo llegué allá...

-Espera un segundo, ¿Cómo llegué aquí?- Le pregunté.-Lo único que recuerdo es haber estado en mi casa en Nueva York y de repente... Ehh... ¿Qué sucedió? Qué raro, no puedo recordar nada.- Un leve escalofrío sacudió mi cuerpo entero...

-Entraste en el espejo. Eso sucedió... ¿En serio no recuerdas nada?- Me preguntó.

-Sí, creo que ya recuerdo todo; Disculpa. Estaba dando un recorrido nocturno por mi casa y como mi papá no se encontraba allí por el trabajo, quise ver qué había en su habitación. Cuando logré entrar, el espejo me absorbió por completo.- Le respondí plenamente convencida de lo que le estaba diciendo. No obstante, él me dijo:

-Ya veo, entonces el espejo te borró los recuerdos de lo que estaba sucediendo. ¿Sabes? Mi "otro yo" está del otro lado del espejo, quizá luchando a muerte por ti en estos momentos. Una parte de mí siente a veces como si le estuviera sucediendo algo grave.- Me decía, ésta vez con todo muy serio en su voz. Empecé a sentir nauseas mientras mi cabeza me dolía mucho. Sentía que estaba llegando un recuerdo a mi memoria...

-¿Qué quieres decir con tu "otro yo"?-Le pregunté algo impaciente...

-Hablo de mi reflejo.

A partir de ese momento y por los próximos quince minutos ninguno de los dos pronunció alguna otra palabra. Sirvió una taza de arroz para cada uno, y comimos hasta quedar satisfechos. Él comía como un tonto y desenfrenado glotón. Típico de un marrano engreído...

Al terminar de comer, el tomó su arco. Se levantó y tomó una bolsa que había en una de las sillas en la entrada de la casa.

-¿Vamos?- Me preguntó un poco afanado.-Queda un largo camino por recorrer.

-¿Adónde vamos?- Le pregunté.

-A ver a tu madre. Ella tiene la respuesta a lo que has venido a buscar.

-Espera un segundo, ¡mi madre está muerta!- Le dije un poco subida de tono de voz...

-Tu verdadera madre se encuentra aquí, en éste mundo; La que murió fue su reflejo.-Me dijo con seguridad en sus palabras. No podía creer lo que me estaba diciendo, ¿volvería a ver a mi madre? Me llené de ánimos y cuando me dispuse a salir me dijo:

-Un momento. Abre aquél baúl que está allá y cámbiate con la ropa que hay allí.-Me dijo, yo fui al baúl y al abrirlo noté algo muy peculiar; Las prendas que habían eran de mi mundo. Había un short azul, con un top igual.-Tu madre las trajo para ti, sabía que vendrías.-Agregó.-Ten, usa esto también, te ocultará de los enemigos; Puede ser peligroso que te descubran, ya saben que estás aquí.- Me dijo seriamente, entregándome una capucha de color azul claro con blanco.

-¿En dónde me cambio?-Le pregunté, puesto que no veía cuartos ni baños para cambiarme.

-Aquí, ¿Dónde más?- Me dijo en tono burlón. ¡Me llené de mucha ira al momento por el tono tan despreocupado en que lo dijo!

-¡Eres un idiota! ¿¡¡Cómo se te ocurre que haré semejante cosa en frente de ti!!? ¡No tienes vergüenza!

-Como quieras, tú te lo pierdes.-Me dijo, soltando la carcajada al instante. ¡Uishh!

-Descerebrado. Eres inmune a los zombis, ¿no? Porque no tienes cerebro; ¡Grandísimo torpe! Más bien da la vuelta. ¡¡¡Como voltees, juro que tomaré ese arco y te lo meteré en donde no te da el sol!!!

El volteó su cuerpo 180 grados de mí, y empecé a cambiarme. No dejé de mirarlo ni un segundo...

-Uy, qué salvaje niña. ¿Con esa boca besas a tu novio? Aunque, pensándolo bien, de seguro no tienes. Debes ser de esas a las que les encanta golpear a los chicos que ven *Jajajaja*

¿Y tú? Si ni siquiera sabes hacer un arroz, "señor donjuán"; Gran casanova. No te creas la gran cosa sólo porque tienes un gran físico; La verdaderas mujeres no buscamos eso... Ten.- Le entregué la pijama que tenía puesta.- Te haré lavarla al volver.

Al salir de la casa, todo estaba muy tranquilo en esa vereda. Los chicuelos que estaban antes jugando fuera ya no corrían, y la gente que se sentaba afuera a tomar fresco se había entrado a sus casas... Un escalofrío de nuevo recorrió todo mi cuerpo. Un gran acontecimiento se aproximaba...