Ocho

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Dios mío,

ven a salvarme,

ven a defenderme;

haz uso de tu poder,

¡muestra quién eres!

Dios mío,

escucha mi oración;

atiende mis palabras.

Gente extraña y violenta

me ataca y me quiere matar.

¡Esa gente no quiere nada contigo!

Tú, mi Dios y Señor,

me das tu ayuda y tu apoyo;

harás caer sobre mis enemigos

el mal que quieren hacerme.

¡Destrúyelos, Dios mío,

pues tú eres fiel!

Yo, con mucho gusto,

te presentaré una ofrenda

y alabaré tu bondad,

pues me dejaste ver

la derrota de mis enemigos,

y me libraste de todos mis problemas.


Prosas de un MercenarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora