Capítulo diecisiete

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Me asomo a la ventana y veo el increíble cielo al amanecer. Es totalmente naranja.

No dudo en coger la cámara y echarle una foto. No me importa si llego tarde al instituto, total, solo va a ser un segundo, en un segundo, puedo capturar una gran foto, o incluso, un gran momento de tu vida que luego quieras recordar.

Aunque en este caso, tampoco creo que esto sea un gran momento para recordar, pero, este cielo, merece estar en una foto.

Cuando pulso el botón para echar la foto veo la X que me dibujó Niall. ¿Cómo no se me ha ido? me la pintaría con permanente. Ayer no me acordé, o más bien... no podía acordarme, ya que me llamó la directora para cambiar el castigo y ni me dio tiempo a comer.

Abro la ventana para saber si han bajado algo más las temperaturas para abrigarme más. La típica brisa fresca golpea mi cara. Hace la misma temperatura que ayer a esta hora.

Estas vez me pienso más que ayer lo que me voy a poner. Escojo un jersey gris corto junto con unos jeans y mis bambas negras.

Me pongo el chaquetón y me cuelgo mi negra mochila llena de chapas en la parte del bolsillo pequeño.

Salgo y esta vez el frío me golpea más fuerte. Menos mal que he cogido el chaquetón.

Sobre las chapas de mi mochila... me dio hace unos meses por coleccionar chapas de cosas que me gustaban, por ejemplo, The hunger games y Star Wars.

Sí, amo los juegos del hambre. Es mi trilogía favorita sin lugar a dudas. Leí el libro por voluntad propia, osea, no me lo recomendó nadie, y, cuando me enteré de que sacarían película estaba todo el día que no me lo creía. Suena loco, pero, después de ver la película estuve una semana en shock, así que imaginaos la noche en la que vi la película, que yo recuerde, no podía dormir, y cuando al fin me dormí, soñé que yo era Katniss y estaba en la arena intentado no morir.

Mi obsesión con Star Wars viene de mi hermano. Tiene todo su cuarto lleno de posters de ello, tiene figuritas, tiene de todo. A mí tampoco es que me gustase mucho, pero después de ver tantas veces las películas, me acabaron gustando, y eso que cuando ves mucho algo, en este caso una película, le acabas cogiendo asco.

Una pregunta se me viene a mi cabeza.

¿Será el gilipollas de mi padre también un aficionado a Stars Wars?

No sé nada de él, es más nunca he sabido nada de él. ¿Qué estará haciendo él ahora mismo? ¿Estará pensando en aquella mujer que dejó emabarazada y tuvo que salir ella sola adelante?

Noto como veo cada vez menos por las lágrimas que se me acumulan en los ojos. No, Lux, ahora no. No sé por que pienso en esto, es un tema duro para mí.
Eso de que siempre todo el mundo diga cosas como:

—¡Tengo el mejor padre del mundo!

Y yo tan:

—Pues yo no tengo padre por qué era gilipollas

Suena estúpido, demasiado, no me debería importar ni molestar, pero me molesta.

—¿Te pasa algo?— me pregunta Tessa nada más verme, se ve que tengo las lágrimas saltadas.

—No, no te preocupes, sé que preguntas por que tengo los ojos llorosos, será del frío.

Mentira.

—¡Lux!— me llama Dess a lo lejos.

Le hago una señal con la mano para que venga hacia nosotras.

—Lux, ¿has visto el cartel que hay en la puerta principal?— me pregunta.

—No, ¿qué hay?

Temporary FixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora