Capítulo dieciséis

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Maldita taquilla debería haber ido a cambiarla ya.

—¿De nuevo problemas con la taquilla?— dice Niall detrás mía.

Cuando oigo su voz viene a mi cabeza aquel beso que nos dimos ayer y lo bien que se sentía.

—Sí, debería haber ido a cambiarla, pero con todo lo que ha pasado— hago una pausa y suspiro —la taquilla era lo de menos.

—Tengo una idea para que se no se olvide.

Abre su mochila y saca un rotulador negro.

—Dame tu mano.

Pongo mi mano apoyada en la suya. Su mano está cálida y la mía helada, cosa que me estremece. Algo que odio del invierno es tener las manos heladas, solo que yo, siempre las tengo así, ¿cómo harán algunas personas para tenerlas tan calientes?

Niall me dibuja una X en una parte de mi mano.

—Esa X significará que tienes que cambiar la taquilla, y así, cuando la mires, te acordarás— dice volviendo a meter el rotulador en su mochila.

—¿Y tú piensas que me acordaré? se nota que no me conoces— digo riendo.

Noto que mira a mi sonrisa.

—Bueno, almenos, a mí y a mucha gente les sirve. Es un buen truco, ya me dirás— termina diciendo guiñandome un ojo y yendo en dirección a la clase.

—Niall, ¡espera!— digo alcanzando su hombro— gracias.

—No hay de que— termina de decir con una sonrisa.

¿Como puedo ser tan tonta? ¡Se me olvidó pedirle que me abriera la taquilla!

Josh, un compañero de clase, pasa al lado mía. Somos buenos amigos, quiero decir, no es que me junte con él como me junto con Harry, pero si necesitamos algo nos ayudamos.

—¡Josh!— se da la vuelta y me mira —¿te importaría abrirne la taquilla?— pregunto enseñandole la llave.

—Claro ¿por qué no?—.

Coge la llave y en menos de 30 segundos ya la a abierto. ¿Se puede saber por que yo casi nunca puedo abrirla?

—Está bastante forzada— me da las llaves— no me extraña que no pudieras abrirla.

No sé si tomarme ese comentario a malas pero realmente es que no tengo fuerza.

—Gracias.

Suena el timbre

Cojo los libros que me van a hacer falta para las siguientes horas y cierro de un portazo la taquilla. ¿Que me esperará este día?

No pienso ir hoy a convivencia. Si Alison está en el comedor disfrutando en vez de estar cumpliendo el castigo, yo también lo estoy.

Hoy no comeré en el comedor. Me siento en el banco donde siempre nos sentamos mis amigos y yo y abro la mochila para sacar la comida que me he traído. Justo cuando le voy a pegar un mordisco a mi manzana suenan los altavoces.

Lux Montgomeri y Alison Marshall vayan a dirección.

—Ni comer tranquila puedo— me quejo para mí misma en voz alta.

Me cuelgo la mochila y me levanto del banco en dirección al despacho de la directora. Siento que me falta algo y es que no he hablado con mis amigos en todo el día.

Golpeo la puerta y entro. Alison está sentada en una de las dos sillas que hay en frente del escritorio de la directora.
Me siento y Jessica empieza a hablar.

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