Capítulo dieciocho

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No entiendo nada de lo que me está ocurriendo en estos momentos, pensaba que Alison tenía envidia de mí y por eso le gustaba joderme tanto pero, era lo último que pensaba entre otras muchas respuestas que tenía a por qué me odiaba tanto.

Me quedo mirándola. Su cabello ondulado rubio que cae por su espalda, sus ojos verdes, ¿en serio tiene envidia de mí? me habrá echo mucho daño, pero no voy a negar que sea preciosa, por que lo es.

Al fin, después de pensar, decido hablar.

—Pero... ¿envidia de qué?— pregunto confusa.

—Envidia de todo. Envidia de tu forma de ser, envidia de tu físico... en resumen de todo.

Siento que Alison se está comportando diferente, es como si fuera ella misma, como si se fuera desenmascarado, es ella, normal, día a día, cuando sale del instituto y no me ve hasta el siguiente día.

Pero, ¿por qué no quería mostrarse ella tal y cómo es en realidad? ¿no sabe que tenga la envidia que tenga y me haga lo que me haga, no podrá quitarme mi forma de ser o mi físico? en serio, es de tontos.

Me asombra eso de que tenga envidia de mi físico. Una cosa es que ella me vea guapa o normal, pero que tenga envidia de mi físico, es demasiado.

Sinceramente yo no me veo para nada para que alguien tenga envidia de mí, y mucho menos de mi físico. Me veo normal, ni guapa ni fea. Normal.

—Pero debe de haber un por qué. No soy la única en tú clase, ¿por qué yo?

Veo que se le saltan las lágrimas. No, no, no. No quiero hacerle llorar, yo simplemente quería una respuesta.

La verdad, tampoco me acabo de fiar mucho de Alison, ¿y si finge? si es verdad que ella no es como ha sido casi siempre, se mete muy bien en el papel.

No sé si creerle o no, ¿me estará tomando el pelo y se estará riendo de mí?

Algo de mí me dice que es real, que todo lo que esta pasando es real, pero luego, recuerdo lo bien que ha fingido desde entonces.

Puto lío. Puto lío me está haciendo ella, Alison.

—Mira, no sé si éstas fingiendo como todo este tiempo o esto es verdad, no trago esto Alison.

—¿Pero qué no entiendes?— dice entre sollozos —es solo una vez, te juro que estoy siendo yo, Alison, Alison Marshall. Aquella pequeña Alison que creía en todo lo inalcanzable.

Se me ablanda el corazón. Está llorando, está llorando de verdad.

Recuerdo esa Alison, esa pequeña Alison que ha nombrado ella.

Esto empezó cuando teníamos 10 años. Pero, la cuestión es que no sé el por que, y, necesito saberlo.

—Simplemente quiero un por qué Alison. Simplemente, eso.

—Bien, ¿quieres un por qué? pues allá voy.

Se quita las lágrimas que se deslizan por su cara.

—Todo empezó cuando Tessa dejó de juntarse conmigo, no le estoy echando la culpa a ella, para nada.

¿Qué tendré yo que ver con eso?

Recuerso que Tessa se juntaba cada vez menos con Alison, pero nunca le pregunté. No me quería meter en ese tema.

—En aquellos tiempos, yo era feliz, ¿el problema? es que fingía estarlo. Estaba muy sola, ¿parecía qué siempre estaba rodeada de gente verdad? pero aun así, estaba sola, me sentía sola. Sé que con 10 años no te sueles dar cuenta de muchas cosas. Pero, yo, era una cría que siempre tenía los ojos abiertos, me daba cuenta de todo, y pareceré tonta, pero recuerdo todo.

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