Capítulo 1

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Dicen que el aleteo de una mariposa puede provocar un huracán en el otro extremo del mundo. Puede que por ese motivo a mí me sucediese esto, por el simple aleteo de una mariposa. No, esto fue algo demasiado grande como para que lo provocara una mariposa. Tal vez, un pájaro.
En fin, todo empezó una mañana del mes de julio. Acabábamos de terminar las clases y, como todos los años, me dirigía a reciclar todos los apuntes que mi madre no me había dejado quemar en la hoguera de San Juan. Hacía unos años que mi madre me obligaba a hacer esto, por todo eso que oía en la tele sobre la capa de ozono y el cambio climático. En fin, iba yo cargada de un par de bolsas de papeles y algunos cartones cuando, de repente, lo vi. Estaba allí, bloqueando la portezuela del contenedor del papel. Era un libro bien encuadernado en una pasta dura y negra. No podía ni imaginar lo que se me vendría encima ese verano por culpa de aquel libro que me guardé y llevé conmigo a casa.

Nada más llegar a casa, mi madre me llamó. Estaba con su amiga Estela, una mujer controladora, impulsiva y egocéntrica que estaba empeñada en que saliera con su hijo. No la soportaba entonces y, a día de hoy, sigo sin soportarla.
-Sara, Estela había pensado que tal vez te gustaría irte de vacaciones con su familia a Madrid. Como tú y su hijo, Carlos, os lleváis tan bien...
-Mamá, en primer lugar, yo odio a Carlos y, además, ¿quién quiere irse de vacaciones un verano a Madrid teniendo aquí una playa tan bonita como es la de la Costa Tropical andaluza?
-Anda, hija, tan sosa como siempre.
-Mamá, no soy sosa. Si me hubieras prestado un poco de atención en los últimos tres meses, te habrías dado cuenta de que Lucas y yo llevamos siglos haciendo planes sobre qué hacer en verano.
-Hay que ver lo exagerada que eres, pero si tenéis tantos planes hechos...

Una vez más, me había salvado de pasar unas penosas vacaciones con la odiosa familia de Estela gracias a Lucas. Lucas era mi mejor amigo. Y era gay. Era mi mejor amigo gay. El único problema que había en esto era que él no había salido aún del armario porque su familia era un poco...bueno, bastante religiosa. En esa casa bendicen la mesa antes de comer, rezan juntos todas las noches, van siempre a misa y todos se han leído la Biblia. Vamos, que son más relogiosos que Ned Flanders. Y, bueno, para ellos que su hijo menor fuera gay era un poco... difícil de aceptar. Pero para mí, era mi amigo de siempre, la persona que me consolaba cuando estaba triste, queme decía la verdad siempre, a la cara, de golpe y sin avisar, por muy mal que esto me sentase y, por supuesto, la persona a la que podía llamar siempre que tuviera un problema. Y a Lucas fue al primero que llamé cuando, al llegar a mi cuarto y abrir el libro, vi las primeras palabras DIARIO SECRETO DE UN ADOLESCENTE.

-Pero, a ver, Lucas, no puedo leerlo, estaría leyendo las reflexiones más íntimas de alguien.
-¿Y qué?
-¿Cómo que ¿y qué?? ¿Y si conozco a esa persona? No podría volver a mirarla a la cara.
- Pero, ¿y si no llegas a conocerlo nunca? Hay muy pocas probabilidades de que conozcas quién es una persona leyendo su diario. Además, ¿tú no querías ser escritora? Pues ya está, solo te estarías documentando, ¿no?

Y tenía razón. Como siempre. Y lo odiaba por ello. Pero la tenía, así que cogí el diario y no me lo pensé dos veces. Lo abrí y empecé a leer:

Querido diario:
Es la primera vez que tengo un diario y no sé cómo empezar a escribir. Hoy es día 20 de diciembre, mi cumpleaños y, mi madre, después de leer uno de sus muchos libros de cómo ser mejor madre, ha decidido que la mejor opción para cuando tu hijo cumple 16 años es no dejarle hacer una fiesta y regalarle un diario. Lo más normal del mundo. Así que, aquí estoy yo, un sábado por la noche, el día de mi cumpleaños, sin nada mejor que hacer que escribir en este estúpido diario. Espero que estas navidades sean mejores que este día.
Dan

Diario Secreto De Un AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora