Capítulo 7

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-¿ Gabi?, soy Sara, tu compañera de clase- y ante su"¿tengo una compañera que se llama Sara?" añadí- Soy esa que tuvo aquel...incidente con Melany.

-¿Eres esa que la llamó puta discretamente? Te invito a cenar y ya me cuentas lo que sea. Nos vemos en el bar de la calle Real en 15 minutos. Y por invitar me refiero a invitarte a venir. Y por invitar quiero decir obligar, sutilmente.

Gabi era una chica alta, delgada, de pelo oscuro y semi gótica. A mucha gente le daba miedo, pero a mí me gustaba ese sarcasmo borde que te soltaba cuando le hablabas más de la cuenta. Era una chica un poco extraña, pero la prefería antes que a cualquiera de esas falsas que se hacían pasar por tus amigas y luego te dejaban tiradas en cuanto podían. Al menos ella era sincera.

-Bueno...-dijo alargando la última sílaba- ¿qué te ha llevado a llamar al primer número que ha aparecido en tu lista de contactos?

-No ha sido eso...

- A ver si lo adivino, todos los demás te caen o les caes mal y, como tu madre se vuelve a casar y Lucas está algo ocupado, has recurrido a mí.- O sabía leer la mente o toda la ciudad se sabía mi vida mejor que yo. Tuve que expresar muy bien corporalmente lo que estaba pensando, porque añadió- No te asustes. Lucas me lo ha contado.

- ¿Conoces a Lucas?- ahora estaba peor que al principio. Creía que Lucas le tenía miedo, o, al menos, eso era lo que aparentaba.

-Sí, va conmigo a clases de teatro. Es el único que no me mira mal allí. Me cae bien.

-No sabía que ibas a teatro.

-¿ Cómo si no iba a aguantar en clase a todo ese grupo de falsos que se creen guays? En clase solo actúo, fuera de ahí, soy diferente.

Después de esa comida, inesperadamente divertida, y en las semanas siguientes, seguí hablando con Gabi, y resultó que teníamos muchísimas cosas en común. Lucas, que acabó por decirles a sus padres que el cura o él (es más extraño cuando lo dicen en voz alta) y volviendo a casa. Lucas, ella y yo, nos pasábamos largas tardes en la playa hablando sobre Dan y el fallo que debía de tener porque, como toda chica que tenga los pies en el suelo sabe, no existe el tío perfecto, y, de existir, se acabaría quedando solo, después de todo, ¿quién quiere una aburrida vida sin fallos rodeado de alguien perfecto? Te acabarías sintiendo mal contigo misma.

Pero, como todo el mundo sabe, el huracán tiene dos partes y, siempre, entre ellas, hay un descanso. En mi caso, ese descanso, duró hasta que mis futuros hermanastros llegaron a mi casa para quedarse unos días.


Diario Secreto De Un AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora