Capítulo 3

27 3 0
                                    

Así que, tras la tarde de compras más extraña de mi vida, solo quería hablar con una persona:

-Que sí, Lucas, que está saliendo con un tío y me entero ahora y por boca de otra. Y encima, me lleva de compras para que se me pase el cabreo. Es que es como si no me conociera.

-Pero a ver, Sara, ¿ no estarás exagerando un poco? Seguro que encontraste algo bonito. Este año las tendencias no son muy favorecedoras, pero aún así...

- No es eso Lucas. Me compré un vestido maravilloso, pero me hubiera gustado que me lo hubiera dicho ella y un poquito antes.

-¿Cómo hizo tu padre?- me había pillado. Mi padre me dio la noticia de que tenía novia el mismo día que anunciaba su boda, y yo, claro está, tuve que asistir como dama de honor, con mi odiosa hermanastra. No la aguanto- Con él no te enfadaste lo suficiente y con tu madre te has pasado.

-No sé. Tal vez tengas razón...

-¿Has empezado ya el diario?¿Qué sabes ya de tu nueva fuente de información? Cuéntamelo todo sobre la vida de esa persona.

-Sólo llevo leídos dos días de su vida, pero por lo visto ese tal Dan tiene una madre que es para echarle de comer aparte. Si quieres, ven mañana a mi casa y seguimos leyendo juntos. No quiero conocer al novio de mi madre sin apoyo moral.

- Está bien, iré mañana. Pero recuerda que sólo voy a darte apoyo moral y a leer ese diario. No esperes que hable mucho.

Así que, al día siguiente, a la hora de la cena, mi madre hizo una pequeña reunión familiar. Allí estábamos mi madre, su novio, Estela, su marido y su hijo Carlos, mi abuela, mi padre, su actual mujer, mi hermanastra, Lucas y yo. Eramos más que en la cena de navidad. Y entonces se armó la gorda.

-Mamá, ¿por qué somos tantos? Creía que solo querías presentarme a tu nuevo novio.

-La verdad,, Sara, es que no quería que te enteraras así, pero, voy a volver a casarme.

No me lo podía creer. En ese momento quería decir tantas cosas que no conseguía pronunciar que subí corriendo a mi cuarto, cerré el pestillo y me tumbé en la cama. No tenía ganas de llorar ni de gritar, solo quería quedarme allí, tumbada, y procesar todo aquello. Unos golpes en la puerta me sacaron de mi letargo

-Sara, soy yo. ¿Puedo entrar?- era la voz de Lucas. Si alguien podía ayudarme en estos momentos era él. Me levanté lo antes que puede y le abrí.

- Lucas, mi madre se casa. Me ha hecho lo mismo que mi padre, pero lo suyo es peor porque ella ya sabía que me sentaría mal. ¿ Qué se supone que debo hacer ahora?

-Nada

-¿Nada?

- Deja que tu madre se case con ese hombre y, si algún día te saca el tema, se lo sueltas, así tan normal, sin rencor. Entonces ella se sentirá culpable.- No sabía qué decir. Sus ideas siempre eran absurdas, pero ésta lo era tanto que podía funcionar. Y lo leyó en mi cara.- Entonces, ¿cómo dices que continúa ese diario? En realidad yo solo había venido para leerlo.- Lucas era así, hasta en los peores momentos, sabía como sacarme una sonrisa.

Querido diario:

¿Por qué las chicas tienen que ser tan... complicadas? Hoy, había quedado para hacer un trabajo con una compañera de clase y, nada más llegar a su casa, se ha puesto a contarme no sé qué de una boda y un exnovio suyo. Al no saber cómo reaccionar, he terminado el trabajo cuanto antes y he salido de allí sin ni siquiera despedirme. Porque ¿qué debería haber hecho? Yo no tengo la culpa de que su novio la haya dejado, de hecho, yo la hubiese dejado. La verdad es que da un poco de miedo. Tiene pinta de acosadora. Por si acaso, la próxima vez, por muy lista que ella sea, me buscaré a otra persona con quien hacer mi trabajo.

Dan

-¿Sabes?, ese tal Dan tiene razón. Las tías sois muy raras. Cuando estáis con un chico lo único que queréis es que cambie, pero cuando lo perdéis no podéis vivir sin él.

-¡No es verdad!

- ¿Ah no?, entonces, ¿qué te pasó con Víctor?

Y tenía razón. Como siempre. Víctor fue mi primer amor. Me pidió salir delante de toda la clase y, yo, como no, le dije que sí. ¿Qué más podría haberle dicho en un caso como ese? ¿Haberle dicho que no y haberlo humillado delante de sus amigos? Luego ocurrió lo que tenía que ocurrir. Yo me imaginaba al chico ideal de una forma y Víctor no era así, así que, al poco de empezar, rompimos.

De repente, algo me sacó de mis cavilaciones. Era el novio de mi madre, que me miraba con ojitos de cordero degollado como esperando que lo dejara pasar.

Diario Secreto De Un AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora