Capítulo 8

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Todo se volvió del revés cuando, una calurosa tarde de mediados de julio, el novio de mi madre llegó a casa con dos adolescentes en plena edad del pavo y algo parecido a una rata hormonada y calva a la que todos llamaban Fufu.

-Hola a todos- dijo alegremente. Yo seguía mirando la rata.-Estos son mis hijos, Daniel y Sofía, y esta es Fufu, su chihuahua.

-Hola- dijo el chico- yo soy Dan, aunque mi padre se empeñe en seguir llamándome Daniel.

-¿ Y por qué Dan y no Daniel? - dije sin darme cuenta de la trascendencia de la información que me acababa de proporcionar ese chico.

-Bueno, no estoy muy seguro, pero creo que empezaron a llamarme así a raíz de que otro amigo mío al que le dio por llamarme así en el colegio.

-Bueno, si queréis pasar al comedor a tomar algo...-dijo mi madre evitando la respuesta que yo le daría a Daniel, que, como ella sabía, sería algo borde.

Esa noche, seguí leyendo el diario, pero, esta vez, me di cuenta de algo increíble:

Querido diario:

Hoy mi padre ha llegado a casa con regalos para sus hijos, consecuencia, ha hecho algo que no nos ha contado y que sabe que no nos va a gustar. La última vez que lo hizo, había roto el retrovisor del coche de nuestra vecina con su coche y nos había echado la culpa diciendo que estábamos jugando a la pelota. Por el momento, prefiero no pensar en lo que ha hecho, prefiero disfrutar de los regalos, es menos alarmante, porque la idea menos mala que se me pasa por la cabeza es que haya atropellado a nuestro chihuahua, Fufu, que, actualmente, está en su casa. Ya veremos que ha hecho.

Dan

No podía ser cierto. Me negaba a creerlo, porque, a ver, ¿cuántas probabilidades hay de que encuentres un diario en un contenedor de papel, que lo leas, te...encariñes del chico que lo ha escrito, lo conozcas y, encima, vaya a ser tu hermanastro? No tenía sentido. Así que, esta vez, no bastaba sólo con llamar a Lucas, tenía que hablar/ ponerme histérica con él en persona. El único problema era que eran las dos de la mañana.

Me puse una chaqueta bajo el pijama y bajé las escaleras, pero, cuando estaba a punto de salir por la puerta, Dan me pilló... con las manos en el diario. No me había dado cuenta de que no lo había soltado y mi primer deseo de que no se hubiera fijado en él quedó completamente destruido tras ver su cara. Pero, lejos de empezar a discutir conmigo, subió las escaleras tan rápido como pudo, pero no lo suficientemente rápido, porque, por lo visto, su padre también tenía sed.

-¿Qué hacéis levantados a estas horas? ¿Y ese libro?- No sabía qué hacer. Me había quedado en blanco. El novio de mi madre me había pillado saliendo de casa sin preguntar a nadie a las dos de la mañana y, además, con el viejo diario de su hijo en la mano. Pero, para mi sorpresa, no tuve que decir nada.

-No es nada, papá. Sara no podía dormir y yo he bajado a beber agua y la he visto.

- ¿ Y el libro? ¿No tienes tú uno igual? Me suena de algo.

- Eh, sí. Es mi libro de poemas de Neruda. No podía dormir y he pensado que le vendría bien algo para entretenerse.- ¿Me estaba ayudando? ¿Después de saber que había leído su diario? Ahora en serio, ¿ cuál era el defecto de ese chico? Más tarde resolveremos esa cuestión. Lo importante ahora era que Roberto se había creído lo del insomnio y Neruda. Por lo pronto, todo iba bien. Ya me preocuparía por la mañana de hablar con Dan, el chico al que tan bien conocía desde hace unos meses, pero el cual desconocía mi existencia hasta hace tan solo unas horas.


Querido diario:

El día de hoy ha sido algo extraño. Para empezar, el absurdo plan de Marcos para conquistar a Paula ha dado resultado y ésta ha dejado a su novio por Marcos. Es absurdo. Además de eso, cuando he llegado a casa, mi madre estaba podando un bonsai, lo cual, teniendo en cuenta que se le mueren los cactus, no va a ser una buena idea, y, por si esto no fuese poco, el nuevo novio de mi hermana a resultado ser el ex de Paula. Esto debe ser cosa del karma. Nunca debería haber pegado aquel puñetazo, porque, por lo visto, que por poco te den una paliza, no es suficiente.

Dan

Diario Secreto De Un AdolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora