Capítulo 4

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-¿Pero por qué no?- preguntó Tikki con frustración en cuanto Marinette le aseguró que ahora con mayor razón prefería mantener en secreto el hecho de que estaba enamorada de Adrien.

-¡Porque es vergonzoso!- respondió la chica.- Cat Noir o no, sigue siendo Adrien de quien hablamos. No sé por qué ahora qe estoy más cerca de él me siento más nerviosa aún.

-Bien, yo creo que esa desición es una pésima idea.- aseguró la kwami.- Cat, es decir, Adrien te quiere. Y mucho.

-Lo sé.- dijo Marinette con una sonrisa soñadora.- Y créeme, es como un sueño hecho realidad.

-¿Y no sería aún más increíble que él supiera que tú también lo quieres? Podrían salir y tener citas, como siempre lo quisiste.- Marinette miró hacia abajo pensativa. Incluso ela sabía que era tortuoso prolongar una confesión que tenía por seguro que sería más que bien recibida. Pero su terquedad pudo más que sus sentimientos en ese momento.

-Creo que será mejor que todo siga su ritmo.- aseguró.- Primero, debemos acostumbrarnos a todo esto del trabajo en equipo.- agregó antes de acercarse a su muro y comenzar a arrancar de este todas las fotografías que tenía del chico.

-¡¿Qué haces?!- preguntó Tikki asustada. Definitivamente eso no es algo que su compañer hiciera sin un buen motivo.

-Adrien estará aquí en una media hora para comenzar con el trabajo de la escuela.- explicó colocándo las imágenes en un cajón.- No quiero que las vea. Sería raro.

-¿Y no te duele no tenerlas más allí?- dijo la criaturita de brazos cruzados con una risilla. Aquellas fotografías eran en realidad algo preciado para Marinette.

-¿Para qué voy a dejar una montón de imágenes de papel en mi muro cuando puedo tener al mismísimo Adrien en carne y hueso a mi lado?- justificó Marinette con una sonrisa traviesa.- Solo espero que mamá no haga nada vergonsoso cuando él vea.

-Oh, créeme. No lo hará.

-¿Cómo estás tan segura?

-No creo que lo vea si entra por allí.- dijo la kwami señalando el balcón de la chica. Allí, sentado en el barandal, el chico la saludó con una sonrisa.

-¡Adrien!- exclamó la muchacha, infinitamente alivada de recién haber quitado aquellas fotografías de su habitación. Se acercó a la pequeña puerta y la abrió. Con su traje de superhéroe y su mochila al hombro, el chico entró.

-Hola, Princesa.- dijo con una sonrisa encantadora tomando la mano de la chica.

-H-Hola. Tú, eh, llegaste antes.- respondió esta.

-Bueno, entre más rápido empecemos, más rápido puedo llevarte a una cita.- dijo él con un guiño mientras su transformación desaparecía. Marinette intentó ocultar su sonrojo y abrió sus ojos con sorpresa al ver a una pequeña criatura flotando enfrente de ella.

-¡Hola, preciosa!- saludó el kwami.

-¿Pero qué...?- La chica se hechó para atrás un par de pasos.

-Él es Plagg, mi kwami.

-Vaya, hola.- saludó ella. Al encontrarlo similar a un gato, acarició su cabeza, causando un pequeño ronroneo. Adrien gruñó en voz baja al ver la cara de satifacción de su pequeño compañero.

-¿Qué te pasa, Adrien? ¿Celoso?- preguntó el kwami. Marinette rió y se acercó a su kwami.

-Ella es Tikki.- La criaturita de color rojo revoloteó al rededor del chico.

-¡Es un placer conocerte! Marinette habla mucho de tí.- aseguró.

-M-Muy bien, creo que es hora de que comencemos con esto.- interrumpió la chica acercándose a los materiales. Adrien sonrió de lado y la siguió.

Su trabajo consistía en crear una maqueta del sistema solar para la clase de física. Con la delicadeza que la caracterizaba como diseñadora, Marinette pintó con cuidado las esferas que le fueron encargadas. Concentrada en esto mostró sin querer una tierna expresión de concentración que causó algunas risas en Adrien.

Aunque él no fue excento de ser el centro de burla cuando al levantar su mirada de su trabajo, Marinette descubrió que su rostro tenía más pintura en él que probablemente todas las esferas juntas.

-Bien, esa fue la última.- dijo la chica al terminar mientras se ponía de pie y se estiraba un poco.- ¿Qué tal si vamos por un poco de aire fresco?

-¿Hablas en serio?- preguntó el chico. No pensaba que ella se tomaría en serio lo de salir.

-B-Bueno, es cosa tuya. Es decir, si estás de acuerdo...- balbuceó ella al darse cuenta de que acababa de invitarlo directamente a salir.

-No, no. Me encantaría.- aseguró él llevantando su anillo.

Transformados, iniciaron su recorrido por los tejados de París, lo que poco a poco se convirtió en una carrera hacia la Torre Eiffel. Se hacía algo tarde y las luces de los edificos poco a poco comenzaban a encenderse, dándole paso a una serie de largas hileras de brillos en las calles.

Al llegar al monumento, ambos héroes se sentaron en una de sus orillas. La vista a la ciudad era perfecta. Ladybug miró de reojo a su compañero. Definitivamente aquella era una de las últimas situaciones en las que esperaba verse con Adrien. Tímidamente, recostó su cabeza en el hombro del chico, sonriendo ligeramente al sentir a este acariciar su cabello oscuro con su mejilla.

-H-Hey, Adr... Cat.- llamó ella, corriegiéndose al momento.

-¿Sí?

-Dime, ¿cómo es tu vida?

-¿Mi vida?

-Sí, ya sabes. Conozco a Adrien y a Cat Noir, pero aún no comprendo como es que logran conectarse entre sí.

-Supongo que en algún punto se encuentra una manera.- respondió él.- Seguro tú mejor que nadie sabe de eso.

-Puedes apostarlo...- aseguró ella. Antes de alejarse de él un poco para que pudiera verla bromear.- Adrien Agreste, súper modelo de día, super héroe de noche.- se burló con un tono grave. Cat Noir rió.

-Nada mal, pero te faltó "exelente esgrimista y talentoso pianista".- aseguró.

-Oh, como lo siento. Mi error.- siguió fastidiando la chica.- Salir en las revistas todo el tiempo no es suficiente.- El chico rubio sonrió y empujó ligeramente su hombro.

-No sabía que eras toda una comediante.- dijo con una expresión encantadora. Ladybug sonrió y acomodó un mechón de cabello tras su oreja.

-Bueno, tú no me conoces completamente.

-Ya lo creo.- afirmó él.- ¿Cómo es que la tierna Marinette puede ser la asombrosa Ladybug?

-¿Crees que soy tierna?- preguntó ella en voz baja, antes de carraspear y corregirse.- Es decir, ¿te refieres a que Marinette por sí sola no es maravillosa?

-No, eres más que eso.- respondió el muchacho, sonrojado.- Es decir, no cualquier chica es capaz de mantener una ciudad completa a salvo del caos y al mismo tiempo tener toda una horda de chicos, incluido el mismo Cat Noir,- enfatizó colocándose derecho.- babeando por ella.- concluyó con una soñadora mirada. Ladybug sonrió.

-Bueno, es fácil cuando tengo al compañero más encantador a mi lado.- murmuró ella, obteniendo en respuesta una sorprendida mirada del muchacho, quien se acercó un poco más a ella.

-¿De verdad crees que soy encantador?- preguntó con su mejor mirada de galán. La chica rió. Realmente se sentía cómoda con él ahora. ¿Que les traería el futuro?


Trabajo en equipoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora