Capítulo Tres

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Jesse en multimedia.

Javier

Termine de desinfectar la mordida de esa cosa que había mordido a Alice, que estaba plácidamente dormida por lo sedantes.

- Javier adivina, traje cervezas ¿vienes? - asenti, amó la cerveza.

Narrador omicente.

- Hola rubia - paso su mano por el cabello de la chica - es hora de curarte - clavó sus colmillos en la mordida del escarabajo y sudciono el veneno y también bebió un poco de sangre de la chica pero paro cuando se dio cuenta de lo qué hacía - O+ mi favorita, lastima qué no pueda seguir bebiendo - le dio un beso en la frente y se fue a su palacio (el templo).

- Paton traeme al idiota que capture hace unas horas - le dijo a su guardia de confianza y entro a su cuarto.

- Señor tenemos un problema, el idiota que capturó ase unas horas se ha escapado - lo miró con rabia y con sus poderes iso que se elevará y luego lo arrojó por los aires.

- "¡Aiden!" - grito el hombre se apareció en la habitación.

- Sin señor - le pregunto su amigo el ruso con su carismático asentó.

- Dime una cosa, ese idiota, qué se escapó no tenia un equipo - le pregunto lo más calmado que podía.

- Si señor solo pudimos atrapar a dos los demás huyeron al laberinto de piedras - le contesto el.

-"¡Y porque no los buscaron!" - le volvió a gritar.

- Porque señor es luna llena los lobos salen esta noche lo olvidó además ellos no podrán sobrevivir con esos perros hay afuera - razonó el hombre.

- Tienes razón en algo pero recuerda esos perros arían cualquier cosa para joderme - era cierto el no se llevaba con las manadas.

- Lo sé señor - lo miró con una idea.

- Te diré algo que vas hacer mañana - le dijo con una sonrisa de malicia.

- ¿Qué señor? - le pregunto con curiosidad.

- Mañana harás....

Alice

Me desperté y ya era de día, lo supe porque en el enorme techo se podían ver entre las piedras que lo cubrian rayos de sol. Debía admitir qué esté lugar tenia su lado bello.

- ¿Chicos dónde están? - los busque en todas partes, en las dos carpas qué Javier armó en los alrededores y nada.

- ¿Buscas a tus amigos? - me pregunto una voz gruesa y varonil detrás de mí, me giré y quedé maravillada era un tipo muy guapo, una sonrisa arrogante se formó en sus carnosos y rosados labios.

- Sí - le contesté en voz baja.

- Y no tienes la menor idea de dónde están - asenti - bien mi pregunta ahora es qué ases aquí este, lugar es muy peligroso para lindas mujeres - me sonroje por su comentario.

- Créeme si estoy aquí no es porque creo que esté lugar sea el mejor para vacacionar, no sabes cuanto deseo que todo esto sea un muy mal sueño y despertar en mi lindo departamento con vista a la cuidad - sonreí al recordar lo mucho qué amo ese lugar.

- Por lo visto ese lugar te encanta - volví asentir.

- Es la mejor de mis pasatiempos - el me miro serio.

- ¿Cómo te llamas? - me pregunto de repente.

- Alice mucho gustó - tomé su mano y el veso la mía asiendo qué me sonroje otra vez - y tú ¿Cómo te llamas? - le pregunté cuando soltó mi mano.

- Jesse - me dijo con una sonrisa.

- Bien Jesse es un lindo nombre - le dije con una sonrisa.

Narrador omicente.

El odiaba que lo llamarán por su nombre y no por señor o gobernador, pero en los labios de esa mujer se le hasia hermoso.

- El tuyo igual - le volvió a sonreír, algo raro en el porque el nunca sonreía a menos qué fuera una sonrisa arrogante o diabólica.

Jacob

Lo último que recuerdo es qué me levanté y algo o alguien me golpeó la cabeza y ahora he despertado en un lugar oscuro y húmedo. Tenia algo en mi boca no podía hablar y estaba atado a una silla.

- Valla ya despertó el bello durmiente - un hombre al parecer ruso por su asentó, era como de mi edad con cabello castaño claro y ojos avellanas,el se acercó a mi - sabes desde la segunda guerra mundial cuando era un soldado del ejército ruso me mandaban a torturar a los prisioneros ya qué era muy bueno con ellos, al final del trabajo eran irreconocibles - se rió y miro al vacío como si estuviera recordando algo.

- Te traje lo qué pediste - dijo una chica rubia entrando al cuarto con un maletín gigante qué más bien parecía una pequeña maleta.

- Gracias Cristina - ella le pasó el maletín qué el tomó, el la miró por un minuto y después giró a verme - bien empecemos - abrió el maletín, yo intenté gritar y patalear pero no podía moverme ni hablar - oh qué tenemos aquí el niño lindo intenta huir - se volvió a reír.

- Me puedo retirar - el la miro serio y después asintió ella se acercó a mí - lo siento - me dijo y besó mi mejilla, ella camino hasta la salida del cuarto y el no le quitó la mirada de encima.

- "¡Deja de mirarla!" - me grito el ruso cuando salió la chica - disfrutaré mucho esto - saco unos guantes de boxeo, se acercó a mi mientras yo intentaba liberarme - sabes primero voy a calentar - empezó a darme golpes por todo el cuerpo, sus golpes eran muy fuertes y mi cara me ardía por ellos la sangre salía por mi voca a través del paño - bien creo que ya calente - fue al maletín y sacó una sierra eléctrica, mis ojos se abrieron cómo platos, tomo mi mano para cortarla,empecé a verlo todo borroso y caí en un profundo sueño.

Cristina

Okey ya era suficiente para qué Aiden  le diera una lección a ese pobre chico. Entre al cuarto y no me arrepiento de haberlo hecho ise qué el chico durmiera, el voltio hasia mi y soltó la sierra eléctrica.

- Qué le ibas haser si no entraba - le pregunté mirando lo a los ojos.

- Lo qué tenia qué hacer - me dijo amenazante.

- Me lo esperaba de un tipo tan frio y calculador como tú, oh cres qué no sé qué golpeas a tú vampir,a eres un cerdo - el me miro cómo si mis palabras le dolieran.

- Bien soy todo lo qué quieras, estas feliz - salió de la habitación y estrelló la puerta antes de salir.

Y a esté qué le pasa - pensé.

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