Capítulo Ocho

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Después de qué Alan se fuera por nuestra gran conversación. Me fui a dar un largo baño y me puse un top qué dejaba ver la mitad de mi estómago, holgado de color azul cielo con rayas blancas y con magas cortas y unas bragas blancas.

- ¿Dónde estoy? - cuando salí del baño mi madre estaba sentada en la cama.

- En mi cuarto y deberías de descansar papá casi te mata - me senté del otro lado de la cama.

- No eres muy pequeña para dormir asi - me reí por lo qué dijo.

- Tengo casi 90 años bromeas ¿verdad? - sus ojos se abrieron en plató.

- Soy tu madre y me doblas la edad - dijo sorprendida.

- Si y también soy una inmadura - le dije riendo.

- Eso es hereditario - dijo riendo - cuándo conozcas a tus abuelos me entenderás - volvió a decir riendo.

- ¿Tengo más abuelos? - le pregunté recostando me y ella hizo lo mismo.

- Tienes tres abuelos dos abuelas, tres tíos qué prácticamente son unos play boy's y una familia muy rara sino me cres preguntaselo a tu tío qué se casó con mono - mis ojos se abrieron en plató.

- ¿Con un mono? - ella asintió.

- Según tu tío Patricio es la única qué nunca le pondría el cuerno ni se divorciaria, menos mataría sus tres amantes y sus cuatro hijos - dijo riendo más todavía.

- Mí tío es estúpido - le dije imaginando como sería de tonto.

- Es lo dices porqué no conoces a su copia - la miré confundida - tiene un gemelo qué es peor todavía - qué pesadilla sería vivir con ellos -pensé - lo sé - la miré - escuché lo qué dijiste, tu voz apareció en mi mente - mis ojos se abrieron en plató y vi las marcas qué tenía en su cuello y entendí todo.

- Mamá, papá te convirtió - claro la mordió cuándo estaba desmayada y después la mató asfixiando la.

- Me convirtió ¿En qué? - se veía asustada.

- Mira para convertir a alguien en una de nosotros tienes qué beber del y luego matarlo pero antes tienes qué darles de tu sangre - ella se sobresalto.

- El jugó - jugó aquí abajo no hay comidas ni bebidas humanas.

- Eso es imposible aquí no hay comida ni bebidas humanas porque a nosotros no nos gustan y nos dan asco comerlas - sus lágrimas empezaron a derramar se y lo confirmé - no llores, nosotros lloramos sangre eso nos debilita - bajó su cabeza por un minuto y seco sus lágrimas, cuando subió la cabeza sus colmillos estaban afuera.

- Qué diablos me pasa estoy escuchando lo qué pasa de otro lado del pasillo qué hay afuera y si cierro los ojos puedo ver aún chico con tatuajes qué por alguna razón lo siento conocido - la miré sorprendida.

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