Capítulo Seis

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Alice

Una señora apareció en la habitación tenía un paño en la cabeza y un vestido extraño.

- ¿Bruja? - le dijo la chica ganándose mi atención.

- ¿Quién es ella? - volví a mirar a la mujer.

- Soy la bruja qué les puede explicar qué pasa aquí - toda la habitación se volvió el mercado de un pueblo estilo medieval.

- ¿Dónde estamos? - le preguntamos las dos al unísono, ambas nos miramos y nos sonrojamos.

- Aquí fue como empezó todo - la bruja sacó y cigarrillo y empezó a fumar - no les brindó porque sé qué no fuman - dio una calada y esparcio el humo en el aire, aparecimos en un especie de templo y hay estaba Jesse y con una daga en sus manos, parado frente una cuna en dónde dormía una niña de uno cinco años - desde hace años los vampiros tenían algo llamado almas gemelas, pero muchos vampiros tomaban a sus almas gemelas como un bocadillo y no las sabían cuidar ni valorar, entonces los dioses les dieron órdenes a todos los vampiros de matar a sus almas gemelas y qué jamás volverían a recuperarlas sino aprendían a valorar lo qué habían perdido y si no lo hacían morían y serían torturados en el infierno por el mismo diablo en persona - se vio como Jesse le clavó la daga a la niña y salía del cuarto como si nada - Alice me temo decir qué tu - tocó mi hombro - eras esa niña - mis ojos se abrieron en plato - y si has regresado es porque los dioses han tenido piedad sobre el y tu - señaló a la chica mientras fumaba - si eres su hija al igual qué Alan, los hijos qué ambos hubieran tenido si no fuera por la matanza de las almas - la chica y yo nos miramos sorprendidas. Esperen ¿Quién es Alan?

- Cómo qué hijos si apenas los conozco y además me voy a casar en unos días - la chica me miró de una manera qué no esperaba era una mezcla de lastima y desilusión con un poco de remordimiento.

- Bueno tal vez eso sea imposible digo mi padre me contó qué cuando vez a tu alma gemela tus ojos y los de ella se vuelven rojos por un minuto aparte de qué su olor te atrae - le contesto la chica con obviedad.

- Si pero esa es la prueba qué le impusieron a tú padre para encontrarla a ciegas - esto no me podía pasar a mi, digo me voy a casar y mi madre es mi madre y no tengo ninguna duda - reencarnaste son tus padres en esta vida pero no en la otra - okey ahora estoy más confundida.

- ¿Cómo qué en está vida? - pregunto por mi la chica qué aún no sabia su nombre.

-Porque tú padre en el reinó hace mucho tiempo - se dirijo a ella, volvió a calar su cigarro y la habitación en dónde estábamos se convirtió en un corredor - era considerado el hombre más rico del reino aparte de ser muy guapo - algo en mi estómago se revolvió al oír eso - y eso a las doncellas les gustaba en especial a una joven casada con el cocinero del castillo en dónde vivía Jesse - de una puerta salió una mujer con un vestido extraño y muy largo para mi gusto.

- Rosas y vanilla - Jesse se apareció de traz de ella mencionando esas palabras, ella se jiro a verlo.

- Señor qué hacéis aquí - qué lenguaje es eso ¿castellano?

- Es mi palacio - le dijo sonriendo si le dijo con un asentó español de España, estaba confirmado era castellano - además debo admitir qué hueles delicioso, qué perfume usáis - y el dolor de estómago regresa.

- No usó ningún perfume señor - le dijo coqueta.

- Señor qué hacéis aquí y porque tu mujer ingrata no me habéis avisado - salió un hombre del mismo cuarto en dónde la zorr...mujer había salido.

- No pasa nada, sólo pasé a saludar - le sonrió como me había sonreído cuando lo conocí.

- Esas sonrisas solo son tuyas - dijo la bruja sacando me de mis pensamientos, el cuarto se convirtió en una linda habitación con una cama llena de almohadas aparentemente de seda en dónde Jesse estaba acostado.

- Gracias, yo te ayudó - Jesse se levantó y en un segundo estaba frente a ella, tomó la bandeja qué esa tipa traía qué al parecer estaba embarazada.

- De tí - me dijo la bruja en un susurro - por eso el era tan bueno con ella traía en su vientre a su futura compañera - la miré por un minuto.

- Pero usted dijo qué ellos no valoraban a sus almas gemelas - la chica se veía al igual qué yo algo confundida.

- Pero no dije todos, el siempre se sintió culpable por matarte por eso se volvió tan frió y distante - nos aclaró ella mientras fumaba.

- Y sólo es bueno con Alan y conmigo - dijo la chica sonriendo con tristeza.

- ¿Cómo te llamas? - ya daba me curiosidad supuestamente es mi hija.

- ¿Cómo le podrías a tu hija? - me retó y alzando una ceja.

- Cristina - le dije de repente y ella sonrió y me abrazó, tarde en recibir el abrazó pero lo ise - Cristina el nombre qué prometí qué le pondría a mi hija cuando naciera - le dije cuando nos separamos.

- ¿El qué prometiste? - me miró confundida.

- Si cuando era pequeña por alguna razón le ponía a todas mis muñecas Cristina y mi madre me pregunto si le llamaría asi a mi hija y se lo prometí - nunca pensé ni me pregunté porque llamaba a todas mis muñecas asi y ahora qué recuerdo todas mis muñecas eran rubias como yo y Cristina y tenian sus ojos - Y Alan es por mi hermano qué murió en el parto - dije con una sonrisa triste.

- Si y es todo un Play Boy créeme lloraras cuando lo conozcas - me dijo Cristina para animarme.

- Siento interrumpir pero debemos seguir - nos concentramos en lo qué pasaba, ya Jesse estaba de nuevo acostado pero con una linda bebé de pié en su pecho y el sostenía sus brasitos para qué no se callera, la bebé era castaña y de piel algo pálida y traía un tutu rojo,pero se veia muy simpática y se reía de todo lo qué Jesse hasia.

- Señor tengo que llevarme a la pequeña - la zorr...mujer apareció sin tocar la puerta.

- Oh vamos sólo un rato más, además le agradó - la bebé sonrió aún más en cuanto escucho la voz de Jesse.

- Parece ser qué con usted es muy feliz - le dijo la zorrra sonriendo.

- Si le agradó mucho, mirarla - le ordenó, puso a la pequeña en la cama y ella con los ojos serados empezó a buscarlo con sus débiles manitas.

- Señor porque le puso esa cosa roja - le pregunto ella ignorando a la pequeña qué se empezaban a quejar, Jesse la tomo en sus brazos y volvió a acostarse y la colocó en su pecho.

- Porque sé ve hermosa con el y porque sé lo mandé hacer y a ella le gusta es su estilo - beso la cabecita de la bebé y está sonrió aún con sus ojos serados.

- Eras la luz de sus ojos recuerdalo siempre - todo el cuarto se desvaneció al igual qué la bruja y en un abrir y cerrar de ojos estábamos de regreso en la habitación.

- Ya volví - Jesse entro en el cuarto y yo me quedé inmóvil.

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