Capítulo Doce

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Alice

Odio los aviones, odio los aviones, odio los aviones.

Qué linda es mi vida, estoy en un avión con destino a Cancún y lo peor de todo es qué mis padres conocieron a Jesse, tube qué mentir y decir qué el me trajo de la cueva y para colmo mi familia lo invitó a Cancún. Bien les contaré un secreto a mi familia nunca les agrado Jacob y no les importa si aparezco con un hombre qué obviamente le gusto.

Dónde éstas Jacob sacame de esté avión....

- Deja de pensar tanto cansas a todos - Jesse estaba sentado a mi lado, qué bonito ¿no?

- ¿A quiénes? - le pregunté.

- A tus hijos y a mi y ahora Cristina y Alan quieren venir a Cancún - asenti. Me arregle el vestido qué encantaba pero lo que odio es - qué yo lo elegí ¿verdad? - debo admitir qué tiene buen gusto.

 Me arregle el vestido qué encantaba pero lo que odio es - qué yo lo elegí ¿verdad? - debo admitir qué tiene buen gusto

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Cristina

- "¡Abuelo!"- grité bajando las escaleras.

- Si cariño - me dijo cuando llege a el, pero para mi desgracia no estaba solo.

- Hi family - salude a todos - Abú tu me quieres ¿cierto? - asintió - bien entonces preparare las maletas - me giré.

- ¿Maletas para qué? - me giré de nuevo.

- Ah... no te dije abuelo si me quieres tienes qué llevarme a Cancún - en su boca se formó una "o" gigante - !oh vamos¡ abuelito verás mujeres en biquini y además cuanto tiempo tienes sin ir a la playa - le ise una linda sonrisa.

- Nena tengo casi 3000 años dudo qué una mujer se interese en mi - le ise un puchero.

- Abuelo te ves como de 30 años la gente cree qué eres mi padre -
Puse ojitos lindos - además quiero ir a Cancún - le hice una rabieta.

- De acuerdo pero con una condición - hice cáritas felices - qué todos bajan - al diablo mi felicidad.

- Okey - dije sin mucho ánimo. Me giré y fui a mi cuarto a empacar.

Catherine

Desperté por el ruido de algo, Alan estaba metiendo ropa en una maleta.
- ¿Te vas de viaje? - le pregunté sentando me en la cama.

- Nos vamos de viaje - me tiro un vestido qué mi cara atrapó.

- Okey me iré a cambiar - quité el vestido de mi cara y fui al baño. Después de bañarme, peinar me y cambiarme salí, Alan se quedó mirándome - tan mal me veo - se acercó a mi y me llevo al espejo.

- Mírate y dime por dios qué no estoy soñando - debo admitir qué me veía fantástica. Mi cabello lacio hacía juego con el vestido.

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