Capítulo Cinco.

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Cristina

Me acerqué al chico qué dormía gracias a mis poderes, sonreí al ver su rostro hinchado gracias a los golpes de Aiden ya qué el practicaba boxeo desde antes de venir aquí en la Segunda Guerra Mundial.

- Oh pobre chico, ni siquiera una cirugía plástica podría quitarte los horribles moratones qué te dejó Aiden - sonreí al imaginarlo golpeando lo.

- ¿Porque sonríes? - su voz se oyó detrás de mi.

- Pensé qué te habías ido a golpear a tú esposa - le dije sin voltear me, pasé mi mano por la cara de aquél chico.

- Te gusta como lo dejé - qué tonto puede llegar a ser.

- Claro qué no - me giré y en su rostro había una sonrisa.

- Encerio conozco un buen cirujano - lo miré mal y su sonrisa desapareció.

- Él - señalé al chico - no puede defenderse de tí - lo señalé al el -"¡Eres más fuerte qué el y por lo unico qué lo golpeas es porque tú eres un maldito idiota, sabes qué para matarlo no tenías qué golpearlo lo podías morder y ya!" - le grité.

- "¡Órdenes son órdenes y fueron del señor gobernador tú padre princesita!" - me grito de vuelta.

- "¡No me grites y no me llames princesita tarado!" - le volví a gritar, el chico se despertó y yo sone mis dedos frente su cara para qué volviera a dormir.

- Valla cuantos cuidados le das - esté idiota me harto.

- "¡Cual es tú maldito problema!" - le grité más fuerte.

- Моя проблема чертовски женщина, которую я люблю, это моя проблема - abrí mis ojos en plato el me acababa de decir (Mi maldito problema es qué te amó mujer, ese es mi problema) en ruso.

- И я просто - (Yo igual) le dije sin pensar, antes de darme cuenta nuestros labios estaban bailando al ritmo de su propia música. Tocaron la puerta y nos separamos - pasen, arruinan momentos - lo último lo dije en susurro pero Aiden lo escucho y se rió.

- Hola cariño y prima - mi hermosa (noten mi sarcasmo) prima y esposa de Aiden entrando en la habitación, qué curioso mi prima es su esposa.

- Hola prima - la abracé - iré por el botiquín de primeros auxilios qué no usamos desde la guerra - dónde lo habremos dejado.

- Oh tan rápido - me iso un puchero.

- Déjala en paz tiene cosas qué aser - le respondió Aiden por mi.

- Bueno te veo más tarde - me despedí con la mano y me fui a buscar el botiquín de primeros auxilios.

Catherine

Unos hombres con colmillos entraron al cuarto, uno de ellos se acercó a mi.

- Catherine ven conmigo - me dijo un chico me extendió la mano.

- ¿A dónde se la llevan? - pregunto Taylor mi no tan simpático hermano mayor.

- No tienes derecho a saberlo - Taylor lo miro mal.

- Soy su hermano mayor tengo todo el derecho - el chico sostuvo mi mano y a velocidad de la luz ya no estábamos hay sino en lo qué parecía la entrada.

-¿Dónde estamos y dónde esta Tay? - miré a mi alrededor y habían más tipos con colmillos.

- Ellos vendrán con los demás en unos minutos - lo miré confundida.

- Y porque me trajiste aquí - lo mire a los ojos y eran hermosos color azul mar.

- Son órdenes de Alan - me dijo sin quitar la mirada de mi.

- ¿Quien es Alan? - le pregunté, sinceramente estaba muy confundida.

- Lo sabrás pero tienes qué encontrarlo - lo volví a mirar confundida, el no dijo nada solo desapareció.

Sigue los narcisos - mire a mi alrededor y habían pétalos de narcisos qué llevaban a un camino oscuro y desolado.

- Voz en mi cabeza te aré caso una vez en la vida - qué les puedo decir soy un poco curiosa.

Cristina

Al fín había encontrado el botiquín eh iba a curar al chico.

- Créeme cariño Cristina nunca me ha caído bien y por lo visto a tí tampoco ¿verdad? - escuché la voz de mi prima y paré en secó, esa es la desgracia de tener un super oído puedes oír lo qué hablan en las otras habitaciones, pero estábamos en el sótano y aquí no había nadie más qué nosotros por eso lo escucho muy claro.

- Claro qué me cae mal trata a todos los prisioneros como si tuvieran derechos - algo en mi se rompió al escuchar al ruso decir eso.

- Pues te contaré algo Cristina es adoptada mi tío Jesse la adoptó cuando era una bebé porque la bruja dijo qué ella sería una de la luz de sus ojos - mis lágrimas caían por mis mejillas.

- ¿Una de ellas? - le pregunto el ruso descarado con el cual me había besado.

- "¡Pues si lo soy perra!"- grité entrando a la habitación - querida prima otra cosa a mi padre no le dará gracia esto sabías - ise la sonrisa de maniática - ¿Qué cres qué pasará cuando él lo sepa? - una lágrima traicionera se me escapó.

- Lo qué va a pasar ahora - la voz de mi padre se escucho detrás de mi,una sonrisa se formó en mi rostro aún con lágrimas - ven aquí pequeña - me tomo en sus brazos para darme un super abrazó paternal - papi arregla esto cariño - dijo mientras me abrazaba - sube a mi cuarto te tengo una sorpresa - dijo secando mis lágrimas al separarnos - ¿Qué te eh dicho de llorar? - me pregunto mientras las secaba.

- Qué llorar nos debilita - le dije con voz débil,era cierto ya qué llorabamos sangre.

- Sube aré qué te lleven algo de sangre - asenti para salir del cuarto en dónde se encontraba mi estúpida prima y el ruso imbécil.

Y qué te eh dicho sobre maldecir - me reí al oir la voz de mi padre en mi cabeza, ese es un poder qué el y Alan comparten, se pueden meter en la mente de todos cuando quieran - no te oigo caminar, acelera el paso jovencita - lo obedeci no quería escuchar el sermón qué le daría a mi prima y al ruso.

Jesse

Lo qué más odio a parte de qué me mientan es ver a mis hijos llorar auque no lo crean.

- Tío quiero expli...

- "¡Cállate!"- le grité tan fuerte qué tembló - no te quiero escuchar, ¿Sabes porque? - negó con la cabeza - porque yo lo escuché todo y sabes algo tú castigó lo elegirá Cristina - miré al ruso qué estaba serio - el tuyo igual - le dije y me large de hay.

Alice

Desperté en una habitación enorme y llena de colores neutros, escuché qué abrían la puerta y una chica entraba a la habitación, me miro sorprendida.

- ¿Mamá? - dijo aún sorprendida y yo me sorprendí igual al escuchar lo qué dijo.

AtrapadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora