Miró por sobre su hombro una última vez y suspiró; volvió la vista hacia el frente y le entregó los pasajes y su pasaporte a la mujer de la fila.
Ya no había marcha atrás.
Luego de que le había dicho aquellas palabras, Victoire saltó contra su cuerpo, entrelazando sus brazos alrededor de su cuello y hundiendo su rostro en su pecho; rodeó su cintura y la estrechó aún más contra su cuerpo.
Separó una mano de su cintura y la llevó hacia el rostro delicado de su acompañante; colocó dos dedos debajo de su barbilla, para unos sus labios en un beso.
Al principio comenzó como un suave beso, simplemente suaves caricias hacia el otro, pero subió de intensidad cuando Calum hundió sus manos en el cabello de Victoire, y cuando ella le dio paso para que él pudiera profundizar el beso.
Dejó de darle atención a sus labios, para empezar a dejar pequeños besos por toda su mandíbula hasta llegar a su oído, en donde tomó el lóbulo de su oído y lo mordió levemente; un pequeño gemido se escapó de entre los labios de la castaña.
—Calum—dijo Victoire, con su respiración agitada; apoyó su frente en el hombro de él, pero aun así continuó hablando—. La playa.
Al principio le costó comprender lo que le había dicho, pero después entendió. Rápidamente, tomó su mano y la sacó fuera de la playa, rumbo al hotel.
Esa noche no ocurrió más nada que simples caricias para ambos; no consumaron la relación que habían forjado en esos pocos días.
Calum acariciaba la suave cabellera de la joven, quien dormía con su cabeza apoyada en el pecho del muchacho.
No le había dicho; había sido un cobarde, por miedo a recibir una respuesta que él no quería.
Cuando notó que la muchacha se encontraba dormida profundamente, la colocó suavemente en la almohada y preparó sus cosas para el día siguiente. Cuando ya había acomodado todo, cambió los pasajes para un vuelo más temprano.
Luego de haber modificado y arreglado todo, se acostó al lado de ella.
En esos momentos, luego de haberle entregado todo a la mujer y de encontrarse en el avión, se preguntaba cómo sería la cara de Victoire al leer la pequeña carta que le había dejado junto a ella.
También se preguntaba si la volvería a ver algún día.
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Seven days; ch
Hayran KurguLa joven se dio la vuelta, encontrándose con que Calum la observaba detenidamente. La muchacha desconocida le sonrió a Calum, para sorpresa de éste; cuando él reaccionó para devolverle la sonrisa, ya era tarde. Ella ya no se encontraba.