Soneto sin nombre

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Ruiseñor amargo que canta y llueve
entre el febril trino de agua lodosa,
acaricia la magia que reposa
en el candor de sus pechos la nieve,
rasga el fugitivo flor que conmueve.
Flotando llega libertad airosa
firmemente juzgando piadosa
la voz del amor mudo que no lleve
cristalinos pétalos del más tierno
rubor efímero en castas mejillas,
apagan su luz en aquel invierno.
Enciende el costado tiernas cerillas
que alumbran el profundo mirar yermo
del roto amor que el corazón astillas.

Los Perros De OctubreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora