prólogo

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£ Narra la autora £

Desde la trágica muerte de una de las hermanas Sakuradas la mansión Sakamaki se encontraba en un silencio mortal, no se oía ni un movimiento ni un sonido.... Absolutamente nada.

Después de la muerte de Noriko los hermanos Sakamaki's decidieron poner el cuerpo de la joven en un pedestal bajo la mansión donde estaba su cuerpo custodiado por una tapa de cristal que hizo Hinata antes de irse sin poder ver en ese estado a su hermana.

Namy entristecida por la muerte de su hermana solo pudo hacer que un ramo de rosas azules y colocarlas en un lado de la tumba de Noriko con pequeñas lágrimas en los ojos que se resbalaba por aquellas mejillas sonrojadas.

Nanako fue fuerte y no mostró tristeza alguna, era una guerrera que no mostraba aquel sentimiento fuera de ella, aunque por dentro se sentía con tristeza y con rabia culpándose a ella misma por no haber ayudado a su amiga ni haberla salvado de no morir.

Los hermanos Sakamaki's no parecían afectados por la muerte de la chica pero en verdad se sentían triste ya que habían cogido cariño a aquella educada pero fiera ángel.

Días después cada uno de ellos estaban sin decir palabra alguna, cada día que pasaba la mansión se encontraba mas silenciosa y mas siniestra.

Shu estaba en el salón tumbado en el sofá mirando fijamente a la chica de cabello azul que estaba sentada en el borde de la una ventana mirando el cielo nocturno sin decir palabra alguna.

Shu sabia que debía darle tiempo a la chica para que asimilara la muerte de una de ellas aunque sabia que perder a alguien especial no se olvidaría tan fácilmente, el lo sabia perfectamente.

En otra parte de la mansión Raito estaba tumbado boca abajo en la cama con los brazos cruzado y la cabeza apoyada en ellas mientras observaba con tristeza a Hinata que estaba sentada en el suelo con la espalda apoyada en la cama con la mirada baja.

Raito estaba preocupado por la chica ya que no era normal que ella no hablara ni siquiera quería hacer nada con el y eso era muy raro y preocupante.

Pero el sabia que era lo normal perder a una hermana era muy duro, si el perdiera a uno de sus hermanos... No sabría que haría, el en verdad quería a sus hermanos aunque no lo demostrara y ver a su amada de ese modo no podría fingir estar triste por ella.

Reiji desde la muerte de Noriko se encerró en su laboratorio en busca de algún antídoto para así poder revivir a la muchacha pero no conseguía resultados positivos, pero el no descansaría hasta encontrar la cura para volver a Noriko a la vida.

Kanato desde que murió Noriko siempre estaba al lado de Namy jugando con ella o tomando el té para animarla pero ella no probaba bocado además de que siempre estaba con la cabeza gacha mientras llevaba consigo a su conejita Rubí.

El quería que Namy volviera a ser aquella chica que siempre sonreía y que también corría dando saltos asustada de ellos, pero ya ni eso, ella incluso se dejaba morder sin asustarse ni nada, era como si fuera una muñeca de trapo sin movimientos ni sentimientos... Sin vida.

Kanato solo pudo pensar en como podría ayudar a su muñeca se recuperara de aquel trance que tenia, pero estaba preocupado ni quiera quería hablar con su conejita y eso en ella no era normal.

En el jardín se encontraba Subaru mirando sus rosas, el se sentía inútiles por no poder ayudar a Nanako a consolarla por la pérdida, siempre que el se acercaba a ella para hablar esta solo le decía que no tenia ganas de hablar y se encerraba en su habitación.

Subaru se sentía mal, no podía hacer nada para ayudarla y eso lo enfadaba a la vez que lo entristecía, pero allá donde iba siempre aquella yegua lo seguía sin saber por que, perecía como si se hubiera encariñado con el y cuando le decía a gritos que se largara la yegua le daba un lameton en la cara.

Atrapadas En Sus Corazones [ Diabolik lovers II ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora