Mi deseo en el día del niño ~FIN~

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Golpearon la puerta, una voz familiar retumbó en las paredes de la sala y la reconocí al instante.

— ¡La vecina vino a buscar a Dogy! — avisó el hermano más pequeño de Fausto que salió disparado como un avión al comedor, dejando la puerta abierta para que entrara la invitada. La mascota de Fausto había tenido cachorros, así que estaban buscándole un hogar a todos ellos, era la tercera persona que venía en busca de uno de los cinco cachorros.

Al ver a Talía salté de la alegría y corrí hacia ella. Quería verla pero nunca creí que se aparecería por arte de magia frente a nosotros. Después recordé lo que me había contado, y la palabra vecina fue más que evidente. Sus padres aún seguían viviendo en el mismo vecindario que el de Fausto.

— La verdad es que vine por tu regalo. Pensaba dártelo mañana, pero veo que no tendré que hacerte esperar por él. — sonrió a la vez que pasaba aquel cachorro de apenas dos meses a mis brazos. Sería un perro pequeño pero era más que perfecto para mí, ya que sería la primera vez que tendría una mascota. Era una cruza y su pelo negro era brillante y suave, contrastando con su lengua roja y ése mechón de pelo que peinaba su frente que era blanco como la nieve.

Amé ese cachorro tan pronto lo tuve en brazos. Amé el recuerdo de estar rodeada de tantas personas que realmente me agradaban. Y simplemente, sonreí. 



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