basta, hoy por fin te digo adiós

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Yo conozco muy bien mi propia historia, por lo tanto soy el único que puedo juzgarme, criticarme y aplaudirme cuando yo quiera.

Querido José:

Aunque me quede con un montón de preguntas por hacerte, el muro de tu silencio hizo que yo misma empezara a darme las repuestas. Alejarme de ti, aunque tú ya te habías ido de mi vida, fue una decisión que tomé, y más que valiente, fue dolorosa.

Me quedé con fotografías, imágenes, momentos juntos que intenté perder y no pude. Los he guardado como un momento de mi vida que no volverá jamás.

En mi proceso, te culpé, te odié, no te reconocí, no eras la persona de quien me había enamorado, pero después de mucho entendí que fui yo la que te lastimó, pero fuiste tú quien dañó todo lo que construimos. Hubo un pacto secreto, un juramento que cumplí hasta el final, pero que tú rompiste, te llenaste de dilemas y no supiste cómo quedarte en mi vida. Lloré inconsolablemente, aprendí a fingir mi felicidad mientras el luto de tu vacío se fue desvaneciendo.

Un día empecé a agradecer. A dar gracias por lo vivido, por lo construido, por lo que se fue. Ya no volveré, ya no quiero, mi despedida fue muy reiterativa, esperaba que pidieras que me quedara, nunca lo pediste, entonces me rendí y te solté.

Hoy ha pasado mucho tiempo desde ese día, en que en aquel aeropuerto. Te pedí que no dejaras de amarme, pero mientras yo me alejaba de ti, cruzaba los dedos para que se cumpliera nuestra promesa. Tú te despedías para siempre, no me lo dijiste, pero tu mirada no me dio ninguna certeza.

Ya puedo decir que he superado el dolor, pero no el amor, decidí amarte y decirte adiós para siempre, porque no es justo para ninguno de los dos; tú no mereces mi dolor, ni mis esperanzas, y yo no quiero sufrir más.

Sí, te digo adiós, y aunque hay días en que tu recuerdo camina de mi mano, he aprendido a conversar con tu ausencia, a dedicarte canciones que no escucharás, a escribirte cartas que no leerás.

Ya no me dueles, volví a ser yo, volví a creer en mí y eso solo lo logré alejándome de la ilusión de verte volver.

Me fui y te fuiste, vacías quedaron las bancas que fueron testigos de una promesa rota.

Y te odio por eso



Y por eso te odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora